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Seamos nuestra fan número uno

Seamos nuestra fan número uno

Brenda Mrl, la creadora detrás de @womanlyrandom.

Ang Azofeifa, escritore

La viralidad suele ser una constante búsqueda, cual factor central de la existencia, en el activismo digital. Sin embargo, nada tan convencional aplicaría jamás para la creadora de contenido que conoceremos hoy a mayor profundidad. Hablaremos, en cambio, sobre el contacto personal, elemento crítico que rige el trabajo de una mujer sumamente honesta, creativa y generadora de esperanza. Esta es la historia de Brenda Mrl, la creadora detrás de @womanlyrandom

Agenciando cambios por medio de una pantalla

De diálogo fluido y ameno, Brenda actualmente radica en los Estados Unidos, lugar al que debió desplazarse de forma forzada a los 18 años para salvaguardar — y rehacer — su vida. La crisis sociopolítica y de derechos humanos en Nicaragua no le dejó otra opción. Habiendo interrumpido una juventud que de lo contrario habría seguido la vía académica en casa, ella es una entre casi 7,6% de la población nicaragüense que se vio en la necesidad de abandonar su país en cuestión de tres años. 

También es parte del porcentaje de una de cada seis niñas que “han sufrido abuso sexual en países latinoamericanos” y no está exenta de ser parte de la población que ha necesitado atención médica. Define cuatro días en el hospital mental con una terapeuta como la peor experiencia de su vida. 

En el caso de Brenda, un video de Instagram de junio del 2021, sin maquillaje, con ansiedad y miedo, en el cual denuncia abusos por parte de su padre, abre un trabajo virtual de manera muy genuina. 

Brenda es el mayor testamento de la alegría a manera de emancipación.

A Brenda no la caracteriza ningún tono de víctima. Al contrario, se reconoce en el círculo del sobreviviente. Desde temprana edad sabe lo que significa cuando no queda una onza de vida social, autoestima, esperanza en un futuro y motivación en la cuerpa. Guiada por una fuerte motivación espiritual, pero sobre todo caracterizada por su enorme y resplandeciente sonrisa, Brenda aprendió a sacarle el mayor jugo a las oportunidades. 

Valiente como ella sola, desde la intimidad y la infinita libertad de su propio cuarto de habitación, Brenda aprendió a hacer de su teléfono celular y el acceso a internet su mayor arsenal. Cual mejor aliado, el celular, es donde ella conserva la veta de su trabajo, incluida una serie de aplicaciones que han crecido con ella desde la versión beta. “Yo voy tomando fotos y ahí mismo edito”, comparte conforme habla de lo mucho que ha aprendido a editar contenido desde la pantalla de su teléfono. 

Empezó a experimentar con su propia línea gráfica a partir de los conceptos que le quedaban de sus clases de teorías contemporáneas de la comunicación y producción audiovisual. 

Storytelling: Hablar en primera persona al crear contenido feminista

Siendo de un pueblo pequeño en un país que a nadie le importa, como ella lo define, Brenda aprendió lo que era empezar desde cero. Creer en Dios le ayudó a mantener la sanidad mental. No tener nada también implica que no hay nada que perder, pero ¿por dónde se vuelve a empezar? Facebook se convirtió en un pasatiempo, en una manera de aprovechar una computadora y el tiempo que podía pasar en línea.

Así es como contar su historia, en primera persona, le llevó a grabar un podcast. A la fecha ha producido contenido que luego gente mayor y más experimentada usaría para salir al mercado. Brenda empezaría a ver a gente que admiraba con productos similares a los suyos. 

Tratando de dejar la mente lejos de las hamburguesas en un Wendy’s, encontró el profundo valor de su propia voz, de contar su historia y estar disponible para otras personas que quizás pasarían por situaciones similares. 

“El storytelling ha sido lo que me ha llevado a construir la sinceridad con las personas.” 

El storytelling empezó a forjar lo que hoy es una enorme red de su propia comunidad de seguidores. Era una forma más gentil de llegar a su comunidad. En el proceso, nunca ha dejado por fuera la agenda feminista. ¿Cómo tocar ciertos temas en particular y que le lleguen a la gente?, se preguntaba. Un ocho de marzo sería creadora de un especial de 24 horas continuas de contenido. “Nuestro mal en Nicaragua ha sido irnos como bueyes, unos detrás de otros, sin cuestionarnos qué estamos haciendo. En el grupo opositor estamos haciendo lo mismo, caminar hacia el frente sin saber si vamos hacia un barranco” declara. 

Sobre fan engagement cuando lo que se busca es hablar.

Con casi cuatro mil seguidores a la fecha, solo en Instagram, a Brenda podríamos llamarle una activa practicante de la reciprocidad en la atención. Para ella, la interacción por redes sociales es una oportunidad de educación, pensamiento crítico y sentido común. “Yo no lo veo como crecer audiencia. Es retribuir la atención que me dan.” Brenda pareciera ser parte de una especie única de personas que buscan, motivan y sostienen diálogos por mensaje privado con sus seguidores. 

Aunque la formación universitaria iba siendo el camino para una Brenda que quería ganar el Pulitzer y ser reportera del New York Times, la Brenda que ha sido viral durante tres años sostenidos en redes sociales es esa que realmente piensa fuera de la caja, mucho más de lo que usualmente vemos en los medios tradicionales. Ella se esfuerza por conectar una a una con cada persona que le sigue.

Estar presente en redes sociales de la forma que lo hace Brenda también se trata sobre darle acceso de información a la gente, permitir que aprendan, darles motivación, que sepan y se cuestionen más. “Hay gente que me escribe, que piensan antes de migrar, buscan información y recursos para la llegada a un lugar.” En el proceso, ella también les hace reír. 

Para hacer reír no hay que burlarse de las personas.

Creyente del humor feminista, Brenda también se dio cuenta de que era muy chistosa y que podía hacer reír a la gente a punta de buen humor y publicaciones divertidas. “Podés hacer humor sin burlarte de la gente, sino enfocándote en las situaciones ridículas. No hace falta reírse de lo que la gente no puede cambiar.” Para Brenda, “el humor feminista no quiere decir que no sea gracioso. Sigue siendo divertido, pero el chiste es una situación y no una persona. Es más informal.” Fue estando en la radio que Brenda se dio cuenta de que podía ir más allá de solo hablar y divulgar información. Habiéndose metido en la fotografía, se percató de que podía hacer arte tanto como hablar de foto y conciertos. 

Sobre el síndrome del impostor: Esa batalla que todes llevamos por dentro.

A pesar de toda su fama actual, hay días en los que Brenda aún ha batallado con esa voz interna que nos dice que somos un fraude, una mentira y que no sabemos nada. En este camino, también hay que pelear constantemente con la cantidad de atención y retroalimentación que se recibe, las cuales alimentan una narrativa muy específica. Ella también deja de subir contenido a las redes sociales porque a veces siente que no quiere y que no vale la pena. 

Sin sus creaciones, sin embargo, muchas personas se habrían perdido de sus constantes consejos, el ejemplo que da al mostrarse y lo que inspira cada publicación. Ante este síndrome impostor, nos dice: “Si a veces ni vos misma te tomás en serio, ¿por qué los demás te deberían tomar en serio?” . Es claro que su trabajo ha dejado una marca importante en quienes le siguen. En un día cualquiera, ha pasado tres horas a medianoche ayudándole a una seguidora con su petición de asilo político. A Brenda lo que le gusta es resolver problemas, no solo analizarlos. 

Su experiencia en el activismo: Sacando el jugo de su posicionamiento.

Brenda nos cuenta lo que significa ver que se vuelquen las cartas. “Es estar en otra posición” dice conforme, explica lo mucho que le buscan otros medios para que impulse contenido entre sus audiencias. “La mayoría de medios tradicionales sabe que ya no les paran tanto atención como al TikTok que lleva trending 3 días sin parar.” El trabajo en el cual incurre en su tiempo libre y ad honorem se trata sobre desdoblar relaciones de poder. 

Le gustaría que las personas interesadas en el activismo digital “sientan que tienen el poder, que tomen el poder. La gente no está consumiendo información igual que antes” aclara antes de invitarnos a preguntarnos cuál es el objetivo de los medios con los cuales colaboramos. 

Para ella, es clave preguntarse si un medio de comunicación tiene buenas intenciones, si están bien hechos y estamos de acuerdo con los valores que les rige, incluso si no hay dinero de por medio. A Brenda, además, le “encantaría que crean en sus sueños y lo intenten.” Con un poquito de ingenio y enfocándonos en la resolución de un problema, para ella no deberíamos tener miedo si nos leen diez o mil personas. “La gente te escucha, te retroalimentan y responden. Eso me hace sentir más empoderada y confiada en mis propias habilidades.”

Brenda cuenta que ya escribía cuando ella tenía 14 años y la leían dos personas. Se narra como parte de tres pelados que no conocían la vida real. “Eventualmente solo sucedió. Comencé a creer y fue mucha experiencia y aprendizaje. Crean que sí pueden, porque por cada disidencia que se rifa a cumplir sus sueños, hay 50 mil hombres cishetero que lo están haciendo con la mitad de nuestras habilidades. Seamos nuestro fan número 1” recomienda contundentemente. 

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