fbpx
Now Reading
Mujeres afrodescendientes: entre la violencia estructural y los microrracismos

Mujeres afrodescendientes: entre la violencia estructural y los microrracismos

Mujeres Afrodescendientes

“La negativización de lo negro está tan naturalizada que es común escuchar frases como “tuve un día negro” o “trabajo como negro para vivir como blanco”. Esos son microrracismos interiorizados”, afirma Lídice Chávez, coordinadora regional para Centroamérica de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (ARMAAD).

“Los microrracismos y la violencia estructural hacia las mujeres afrodescendientes son los principales desafíos que enfrentan millones de mujeres negras en Centroamérica”, considera Lídice Chávez.

Además de los microrracismos que sufren las personas afrodescendientes en la región centroamericana y en América Latina en general, también denuncia la sexualización de los cuerpos de las mujeres y de las niñas negras, que justifican la violencia sexual que sufren.

“Desde siempre se ha situado en diferentes niveles lo que es bueno y lo malo y todos los estereotipos están apegados a lo blanco, a lo eurocéntrico como lo bueno, y todo lo que no calza en eso no está bien. El continuar negativizando lo negro no es a propósito. No se ha querido cuestionar o reconocer o empatizar con lo que significa y con quienes históricamente hemos sido discriminadas”, señala Lídice.

“Con el tema de los estándares de belleza, el estereotipo de la belleza está alejado de rasgos de personas negras. Los niños y niñas crecen pensando que lo oscuro está mal”, agrega.

Nedelka Lacayo Arzu, de la organización Enlace Mujeres Negras de Honduras (ENMUEH), también ha sufrido el racismo en carne propia. En su época estudiantil, cuando viajaba en el transporte público junto a su hermana era habitual escuchar frases burlescas sobre su idioma o sobre el color de su piel. Cuando bailaba referían que era en lo único en que destacaban. 

Karla Flores, afrodescendiente de Guatemala, también lo ha sufrido. “Todavía en Guatemala, tenemos que lidiar con personas blancas que se asombran cuando alcanzamos la educación superior”, dice.

Y agrega: “nos ven como un objeto exótico, no podemos portar nuestras vestimentas porque se burlan y consideran que vamos a presentar algún baile. Afecta y afectará hasta que el tema del racismo sea combatido con educación escolar”.

Gobiernos dan la espalda a las poblaciones negras e indígenas

Al respecto, el Diagnóstico de la Agenda de las Mujeres Afrodescendientes en América Latina y el Caribe, confirma que “combatir el racismo es responsabilidad de todas y todos”, y propugna porque los “medios de comunicación deben proyectar imágenes positivas de las mujeres afrodescendientes”.

No obstante, el documento identifica que la mayor responsabilidad recae en los Estados, los que deben impulsar campañas de sensibilización para “visibilizar la continuidad de patrones de discriminación racial, en especial respecto de las mujeres afrodescendientes” y “promover la modificación de patrones socioculturales discriminatorios contra las personas afrodescendientes”.

Pero por lo general los Estados hacen oídos sordos a ese clamor y a esas obligaciones. Nedelka Lacayo Arzu, de la organización ENMUEH, indica que en el año 2019 la Red de Mujeres Indígenas y Afro hondureñas (REDMIAH) con el apoyo financiero y técnico del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNPFA) impulsó la Política Pública contra el Racismo y la Discriminación Racial para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígena y Afro hondureños (P-PIAH), como resultado de un trabajo de casi diez años a través de procesos participativos de consulta.

Sin embargo, el gobierno de entonces no mostró voluntad alguna para la aprobación de la Política Pública de las Mujeres Indígenas y Afro hondureñas. “Esperamos que con el nuevo gobierno de la presidenta Xiomara Castro sea aprobada”.

Una situación similar se vivió en Guatemala, donde Karla Flores, líder afrodescendiente, explica que en el año 2009, como resultado de un intenso y prolongado proceso de consulta social que inició tres años antes, se presentó la Agenda Articulada de las Mujeres Garífunas, Afrodescendientes y Xinkas de Guatemala, con el propósito de orientar la acción del Estado hacia nueve áreas de acción prioritarias para las mujeres de esos sectores sociales, sin embargo ésta todavía no ha sido aprobada por el Congreso de la República ni por la Presidencia.

“Es un instrumento que contiene acciones para potenciar su participación en la vida económica, social, política y cultural del país; visibiliza sus necesidades, prioridades y aportes en cada una de estas áreas; e identifica las estrategias necesarias para promover el desarrollo del pueblo garífuna y afrodescendiente, colocando a las mujeres al centro del desarrollo”, explica Karla.


Esa iniciativa legislativa se encuentra en segunda lectura en el Congreso de la República, acción que ha tomado más de 10 años. Por tanto, “las mujeres garífunas seguimos en la lucha para lograr la implementación y aprobación de la ley de dignificación de la mujer garífuna y afrodescendiente”, señala.

“Han sido creadas numerosas políticas públicas, pero el principal desafío es que el Estado no parte desde la interseccionalidad, dejándonos al margen por ser una comunidad minoritaria en Guatemala”, agrega.

¿Cuántas somos y por qué nos discriminan?

El Informe Afrodescendientes en Latinoamérica: hacia un marco de inclusión, del Banco Mundial, estima que uno de cada cuatro latinoamericanos es afrodescendiente, sin embargo, en Centroamérica su presencia es desigual en cada país. En Panamá se estima que alcanza el 42%, el 9% en Nicaragua y Honduras, el 4% en Costa Rica y el 1% en Guatemala. Suman millones de hombres y mujeres afrodescendientes.

Pese a esa realidad socioeconómica, la Asociación Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (ARMAAD), constituida en 1992, denuncia que la situación de marginalidad en que viven millones de mujeres afrodescendientes es a causa de la doble discriminación por razones de raza y género, es decir, por la intersección del sexismo y el racismo en la vida de las mujeres afrodescendientes.

“Enfrentamos una doble discriminación, por ser mujer y por ser afrodescendiente”, afirman las mujeres lideresas afrodescendientes de la ARMAAD.

El documento titulado Diagnóstico de la Agenda de las Mujeres Afrodescendientes en América Latina y el Caribe, refiere que la doble discriminación se refleja en las condiciones materiales de vida de este grupo poblacional: en la falta de acceso al empleo, a servicios de salud de calidad, a una educación adecuada, a los espacios de toma de decisión y participación política.

“La situación de las mujeres afrodescendientes se explica entonces desde el enfoque de la interseccionalidad, que desvela las interconexiones entre género, raza/etnia y clase social, como sistemas combinados de opresión, que condicionan la posición socioeconómica de las mujeres afrodescendientes en las sociedades de América Latina y el Caribe, concretándose en la discriminación étnica-racial y de género”, cita el documento.

La discriminación étnica-racial de género se constituye en la causa principal de las brechas de desigualdad sociales, económicas, educativas, de salud, entre otras, ante las cuales se demanda a los Estados de la región la adopción e implementación de políticas públicas interseccionales, que den cuenta de las complejas interconexiones de distintos sistemas de opresión que afectan la vida de las mujeres negras, agrega el Diagnóstico.

Poblaciones negras abandonadas

Nedelka Lacayo Arzu, de la organización ENMUEH, confirma que las mujeres afrodescendientes de su país encuentran limitaciones para acceder al trabajo, tenencia de la tierra, crédito, vivienda, educación y salud.

“No hay fuentes de empleo en las comunidades, situación que obliga a las mujeres y jóvenes a inmigrar a nivel local a otras ciudades y/o a otros países para mejorar su calidad de vida, a través de un trabajo que les genere mayores ingresos”, dice.

“Las oportunidades que tienen las mujeres en las comunidades garífunas es a través de la venta de pan de coco, tableta, aceite de coco, lo cual no le genera suficientes ingresos para suplir todas sus necesidades básicas”, agrega.

La dirigente afrodescendiente asegura que en muchas comunidades garífunas de Honduras no cuentan con servicios básicos y el desempleo supera el 90%, ya que la principal actividad económica es el turismo y este sector se vio profundamente afectado con la pandemia de la covid-19 y la política de confinamiento que se impulsó.

La líder afrodescendiente lamentó que a nivel del Estado hondureño hay poca información actualizada referida a la condición y situación de las mujeres afro hondureñas en materia de salud, educación, vivienda, participación política y violencia.

“Esta situación afecta porque nos marginan y nos invisibilizan, no nos toman en cuenta como afrodescendientes, y podemos aportar mucho a nuestro país en los diferentes ámbitos, tanto político, social como económico por la riqueza de nuestra cultura”, asegura Nedelka.

Karla Flores, líderesa afrodescendiente en Guatemala, denuncia que las necesidades económicas han forzado a muchas personas del pueblo garífuna a migrar y la mayoría de mujeres han tenido que asumir mayores responsabilidades, especialmente las relativas a la maternidad y el cuidado de personas, lo que les ha arrebatado la oportunidad de retomar estudios, buscar empleo remunerado, participar y organizarse ciudadana y políticamente.

Lamentó la ausencia de información desagregada sobre la situación particular de los derechos humanos de las mujeres garífunas y afrodescendientes en Guatemala.

Otros desafíos

Lídice Chávez Gammie, coordinadora regional de la Red para Centroamérica, confirmó la percepción de su homóloga hondureña, al señalar que no hay un acceso real y pleno a espacios de toma de decisión, donde sus liderazgos sean reconocidos como tal fuera de la población afrodescendiente.

“Para que pueda haber políticas públicas orientadas a los derechos de las mujeres afrodescendientes debe haber un reconocimiento de ellas. En Centroamérica tenemos una invisibilización, necesitamos saber cuántas somos y dónde estamos para dirigir políticas públicas”, valora.

De acuerdo con la investigación titulada Pueblos originarios y afrodescendientes de Nicaragua, la población total creole en la Costa Caribe se estima en unas 18,890 personas. Más del 50.0% de este total reside en la ciudad de Bluefields. En las cabeceras municipales de Corn Island, Laguna de Perlas y Bilwi (Puerto Cabezas) también existen núcleos importantes de población creole.

Lídice destaca que en espacios de participación como la Red se observa un involucramiento más activo de mujeres adultas y también jóvenes que están incorporándose activamente a estos espacios de promoción y de defensa de los derechos de las mujeres afrodescendientes.

Al respecto, el Diagnóstico de la Agenda llama a impulsar los procesos de participación política para corregir la exclusión de las instancias de toma de decisiones e incrementar su participación en cargos electivos y en las instancias del poder público, en el ámbito local como nacional.

Lídice calificó de “histórico” el hecho que dos mujeres afrodescendientes, Epsy Campbell y Francia Márquez, con liderazgos sociales y políticos en sus respectivos países —Costa Rica y Colombia— ascendieran a la Vicepresidencia de la República en ambas naciones.

“Han sido acontecimientos históricos y las abanderamos. Estas mujeres han tenido enormes desafíos, muchos retos, pero sientan un precedente y esto se traduce en algo positivo para la futura participación de mujeres afrodescendientes que aporten al desarrollo local y regional de las mujeres negras”, valora Lídice.

La situación de las mujeres negras en la región hace recordar a la poeta, antropóloga y activista afrodescendiente de origen costarricense, Shirley Campbell, quien en 1994 hizo público su poema “Rotundamente negra”, que se ha convertido en un ícono de la lucha por los derechos de las mujeres y de las poblaciones afrodescendientes.

Me niego rotundamente
a negar mi voz mi sangre
y mi piel
valientemente negra

porque me acepto
rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa

© 2021 Miradas Moradas. Todos los derechos reservados

Scroll To Top