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Cuidar, cuidarnos.

Cuidar, cuidarnos.

Lauri Cristina García Dueñas

Todas las personas vivas en la Tierra hemos sido cuidadas desde nuestro nacimiento, así, tenemos el derecho a seguir siendo cuidadas y a ejercer los cuidados de manera plena. Los cuidados garantizan la vida de la especie humana.

Entre cocinar, limpiar, ir a buscar agua o leña o cuidar de las niñas, los niños y las personas mayores; las mujeres realizan, al menos, 2,5 veces más trabajo del hogar que los hombres, según ONU Mujeres (ONU MUJERES s.f.). 

En todas las regiones del globo, la participación de las mujeres es superior a la de los hombres en las actividades domésticas y de cuidado del hogar, según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo de Costa Rica realizada en 2022 (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos 2022 s.f.). 

Conversamos con tres mujeres de diferentes edades que nos comparten su experiencia de vida sobre el cuidado que deben de prodigar a otras personas.

Las historias

Mujer madre 

Según reportes de El País de España, realmente, solo un 3% de genitores participan corresponsablemente en la crianza de las infancias. 

Este es el caso de Mayte Michele Gómez Arévalo, fotógrafa/chef, de 42 años, madre de Lucca Sebastián, de un año y seis meses. Su maternidad le trajo muchas dificultades para encontrar un trabajo digno, así como algunos problemas de salud.

“Nuestra rutina diaria inicia a las 5:15 a.m. que él despierta, allí inicia su primera leche y la ida a comprar el pan, su primer baño matutino, preparar el desayuno, e inicia el juego mientras hago la limpieza de la casa y vamos por la merienda. Alguna fruta, granola o lo que tengamos a la mano, luego, toca la hora de salir a comprar para la siguiente comida. Al regresar, preparo el almuerzo y comienza la nueva jornada. El baño, el juego, la siesta. La salida a caminar para que gaste energía y mi búsqueda de un tiempo para descansar, mientras él juega. Los días jueves por la tarde salimos a tomar los pedidos para poder vender algo el viernes. El viernes todo es más complicado, los cuidados del niño y la preparación de alimentos para vender se convierten en una odisea, ya que al niño no le gusta estar solo en la sala. Pero toca. Luego, salimos a dejar los pedidos y regresamos a casa a limpiar, ordenar y comienza la odisea de preparar la cena y sigue el día”.

El genitor de Lucca trabaja fuera del hogar y aunque “ayuda”, según Mayte, en ella recae la mayor parte del trabajo de cuidados. 

“Respecto a la salud, es impresionante que en el Fondo Solidario para la Salud (FOSALUD) solo exista una pediatra para toda la población del Puerto de la Libertad y aledaños. Por eso, para sus controles toca pagar médicos externos. Con ello, se vuelve al tema de la poca accesibilidad al cuido de niños para poder trabajar y lograr un salario digno o, por lo menos, que te logre cubrir los gastos necesarios, en este caso, ya no solo del niño sino para nosotras las madres. Desgraciadamente, se siente que las políticas de ayuda ‘Crecer juntos’ (políticas públicas impulsadas para la infancia por la primera dama de El Salvador) se centran en los lugares donde la fotografía es lo más importante y los lugares con difícil acceso al esparcimiento educativo siguen en el olvido”, asegura Gómez.

La red de apoyo de Mayte es muy pequeña, lo que le causa agotamiento e incertidumbre hacia el futuro. Las mujeres y madres necesitan apoyo del Estado, el gobierno, las instituciones, las empresas, la sociedad y la familia extendida para criar. 

Cuidando a la abuela

Según el Departamento de Economía y Asuntos Sociales de la ONU, y su análisis de dinámica poblacional, para 2025, se espera que los países de la región centroamericana se aproximen a etapas más avanzadas del proceso de envejecimiento, a medida que la mortalidad y fecundidad continúen descendiendo.

De esta manera, Costa Rica será el país en la región centroamericana y del Caribe, con la etapa más avanzada de envejecimiento (106.5 personas mayores por cada cien menores de 15 años), con una de las tasas de fecundidad más bajas (1.7 hijos por mujer).

Cuatro países (Panamá, Nicaragua, República Dominicana y El Salvador) presentan tasas de fecundidad entre 1.8 y 2.0 hijos por mujer. Estos países presentarán, para el 2025, un índice de envejecimiento que oscilará entre 45.5 y 78.4 personas mayores por cada cien menores de 15 años, ubicándose en una fase moderadamente avanzada del envejecimiento.  Otros países, como Guatemala y Honduras, se ubican en una fase de envejecimiento moderado, en la que persisten niveles por sobre el nivel de reemplazo de la fecundidad (más de 2.1 hijos por mujer). Además, poseen un índice de envejecimiento inferior a 41 personas mayores por cada cien menores de 15 años.

En este sentido; Rebeca Eunice Montoya Lemus, estudiante salvadoreña de Educación para la Salud, vendedora, malabarista y gestora cultural salvadoreña de 28 años, nos cuenta su experiencia de cuidar a su abuela. 

“Mi abuela se llamaba María Ramos, tiene 86 años y ella es una persona que en el 2019 tuvo un accidente cerebrovascular, por lo que perdió el habla y se deterioró su nivel intelectual, ella es prácticamente como una niña de 12 años, una mezcla entre niña y adulta con pérdida de habla, ahora pues, tiene Alzheimer y es un poco complicado porque no es totalmente dependiente, porque hace actividades ella sola, pero, por ejemplo, se le olvida el orden en el que va la ropa o para qué se utilizan los utensilios de baño”.

“Es alguien de la que hay que estar muy pendiente, no puede quedarse sola. Por lo mismo, puede que en la cocina ella se recuerda qué es una cosa, pero no cómo se usa, entonces, en mi rutina de cuidado, pues básicamente, no tenemos una rutina”. 

“Este mes empecé un proceso de pasantías, por lo que estoy afuera de mi casa desde muy temprano y llego en las tardes, entonces, cuando llego, veo cómo está y pienso qué voy a cocinarle porque ella no tiene su dentadura completa, así que solo come comida blanda, no le gusta cualquier tipo de comida, sino que como ella recuerda su sazón”. 

“Le cocino, le hago la comida, usualmente, para que le quede para el día siguiente también, comida que sé que es la que ella consume”. 

“Lo que más me gusta de cuidar a mi abuela es el hecho de que puedo estar ahí para ella, ahora es un proceso complicado y largo con mi familia, pero puedo estar ahí para ella y, pues eso, cuando siento que me sobrepasa la situación, me da confort el hecho de saber que, sean los años de vida que le queden, la estoy cuidando, la estoy apoyando”. 

Para Rebeca; “El Estado debería ser más consciente de las necesidades que tienen estas personas, sus medicamentos, cuidados, sanidad, donde no hay muchos centros de rehabilitación, no existen espacios adecuados para la recreación de este tipo de personas con estas condiciones”.

“El transporte es otro tema, porque, para ella, poder salir se tiene siempre que pagar taxi, más las necesidades que van surgiendo. Ahora está perdiendo un poco su capacidad de caminar y costear una silla de ruedas no es fácil, son cosas que creo que el Estado debería garantizar”.

“En cuanto a la familia extendida, obviamente, mi abuela fue una persona que durante toda su vida cuidó a muchas personas y, en algún momento, varias se han alejado y se han ido despreocupando de las necesidades que ella tiene. Y aún, en la casa, el tema del cuidado es supercomplicado porque lo hacen las mujeres y es algo que es inconsciente, pero no está bien, yo ahorita, estoy asumiendo por mi abuela, por mi hermana”. 

“Yo deseo que el trabajo de los cuidados no sea una carga solo para las mujeres de la familia, sino que sea un trabajo compartido entre todas y todos. Voy a seguir insistiendo en esa necesidad, es cansado para las mujeres asumir totalmente los trabajos de cuidados”. 

“Y ahora, con mi nueva rutina de que me levanto a las 4:00 a.m., me termino durmiendo a las 11 p.m. de la noche, porque hay tantas cosas que hacer. Cuando llego a la casa, el solo hecho de ordenar, de lavar la ropa, guardarla, darle comida, cocinarle algo que ella sí pueda comer, para no darle cualquier cosa…”

Cuidando a los padres

Entrevista a Claudia Denisse Navas, psicóloga salvadoreña de 60 años de edad, quien participa en los cuidados de sus padres de 92 y 91 años y colaboró con los cuidados de su suegra ya fallecida. 

¿Qué es lo que necesitamos las y los cuidadores del Estado? Apoyo decidido con medicamentos especiales, subsidio de alimentos, combustible de cocina y servicios básicos; cuidados hospitalarios de calidad. Consideración de sus necesidades especiales en el diseño de espacios y edificios públicos, en el ordenamiento vial y en el alojamiento de personas ancianas sin hogar. Establecimiento de cuotas de manutención para hijos o familiares de adultos mayores en precariedad. La institucionalización gratuita debe ser una opción, especialmente cuando la cuidadora o cuidador preside una familia monoparental.

¿De las instituciones? Prioridad en la atención, calidez y respeto en la interlocución directa con las personas mayores (no con su cuidador). Gratuidad en el transporte, en ofertas culturales y turismo. 

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¿De las empresas? Empleos permanentes para personas mayores, con horarios parciales y con responsabilidades acorde a sus potencialidades, como continuidad de su ser productivo y apoyo a su sobrevivencia económica y psíquica. Horarios especiales y remunerados para personas a cargo de ancianos/as.

¿De la sociedad? Reconocimiento de las características especiales de la evolución, no ser considerados niños o niñas, sino como seres en paulatina involución. Educación continua para su valoración humana y apertura a sus aportes.

¿De la familia extendida? Reparto equitativo de cuido y aporte económico para su subsistencia.

El bono demográfico hace referencia a una fase en la que el balance entre las edades de una determinada población genera una oportunidad para el desarrollo. 

Es fundamental que todas y todos participemos en los cuidados de infancias, adultas y adultos mayores, así como de todos los seres vivos y la naturaleza. 

La psicóloga Claudia Hándal explica para Miradas Moradas: “El Salvador está llegando al cierre del bono demográfico, su fin se prevé para el 2030. A siete años de este límite, no nos preparamos como naciones para esta realidad, para la solidaridad entre generaciones; antes bien, la sobrevaloración de la juventud relega a la población de más de 40 años, especialmente en los ámbitos laborales. Como sociedad, somos endémicamente ingratos con quienes aportaron a construir nuestras vidas y nación”.

Apunta: “Como en todo lo que signifique trabajo doméstico, cuidado y sacrificio por otros, las mujeres encabezan el ejército de cuidadores de personas mayores. Su situación no tiene reconocimiento la mayoría de las veces, ni por el resto de familiares, ni por las empresas, ni por el Estado. De no ser por su trabajo, serían cientos, sino miles, los ancianos y ancianas que poblarían aún más los portales y las entradas de las iglesias, evidenciando la falsa creencia que la vida de las personas mayores y pobres carece de valor”.

La activista feminista y ecologista guatemalteca Mercedes Monzón Escobedo propone en uno de sus artículos: “Seamos huracanes de cambio, equilibremos las relaciones humanas y creemos una nueva realidad donde se priorice lo colectivo para sanar los cuerpos humanos y el de la naturaleza, conformemos redes de cuidado amplias, diversas y armoniosas”.

Referencias

Mayte Michele Gómez Arévalo, fotógrafa 42, entrevista de Lauri García. Entrevista sobre los cuidados (julio de 2023).

Claudia Denisse Navas, psicóloga salvadoreña de 60 años de edad, entrevista de Lauri García. Entrevista sobre los cuidados (julio de 2023).

Instituto Nacional de Estadísticas y Censos 2022. s.f. https://admin.inec.cr/sites/default/files/2023-06/reENUT2022.pdf.

ONUMUJERES. «Redistribuir el trabajo no remunerado.» s.f. https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/csw61/redistribute-unpaid-work.

Rebeca Eunice Montoya Lemus, estudiante, 28 años, entrevista de Lauri Garcia. Entrevista sobre los cuidados (julio de 2023).

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