Por: Sofía Guzmán
Mar, es una joven de 21 años de piel clara y cabello lacio color negro proveniente de Cartago, Costa Rica, con una mirada curiosa y una sonrisa cálida que refleja su pasión por descubrir el mundo. Desde niña, desarmaba juguetes para entender su funcionamiento y luego los reconstruía, un hábito que unos años más tarde la llevaría a su gran pasión: la tecnología. “Siempre quise saber cómo funcionaban las cosas, nunca me conformé con solo verlas desde afuera”, recuerda con entusiasmo.
Su interés no se limitó a los juguetes, pues luego descubrió las consolas de videojuegos, fue aquí donde nació su pasión por la electrónica y la programación. “Al principio solo quería jugar, pero luego quise entender cómo se creaban esos mundos”, dice con una chispa en los ojos. Ese deseo definió su camino hacia la ingeniería informática.
Su trayecto no ha estado exento de desafíos. Durante la pandemia, perdió a su abuela, quien fue un pilar fundamental en su vida y educación. “Fue un momento muy difícil, pero sentí que ella seguía conmigo, que su sueño era verme triunfar”, confiesa con una emoción tan profunda que sus lágrimas empiezan a invadir sus ojos achinados.

La pérdida de su abuela, fue la fuerza que le permitió iniciar su viaje en el mundo de las disciplinas de la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM). En el 2021, decide postularse para las becas: “MenTe, Mujeres en Ciencia y Tecnología”, beca que gana y le permite conocer a otras mujeres apasionadas por estas áreas.
Asimismo, Mar, también remarca la admiración hacia otras mujeres en esta área, una de sus fuertes admiraciones es hacia Ada Lovelace, la primera mujer programadora de la historia “la admiro precisamente por haber sido la pionera en mi campo, es la creadora del primer algoritmo y esto marcó un camino increíble en todo lo que tiene que ver con programación, aparte de eso, es una mujer líder y decisiva en su campo” señala Mar, con un brillo impactantes en sus ojos y en su tono de voz.
Luego de que Mar finaliza su beca, se unió a RedMente, colaborando en actividades con empresas tecnológicas y proyectos como “Niñas al Espacio” y “Mujeres en Acción”, dirigido a niñas de 7 a 10 años, donde mediante una metodología de juego las participantes realizan un recorrido a través de diversos temas relacionados a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, para invitarles a soñar con desarrollarse en carreras en el futuro “Estos proyectos son clave para que más niñas descubran su potencial en la ciencia y la tecnología“, explica.
“¿Estás segura de que esto es para ti?”
Al iniciar su carrera en Ingeniería Informática en la Universidad Florencio del Castillo en la Provincia de Cartago, Costa Rica, se encontró en un ambiente donde era una de las pocas mujeres en su clase. “¿Estás segura de que esto es para ti?” era una pregunta recurrente que enfrentaba. “Nos comparaban constantemente con los hombres, como si tuviéramos algo que demostrar”, cuenta.

A pesar de ello, Mar ha demostrado que las mujeres pueden sobresalir en STEM. “Somos minoría en el aula y en la industria. Apenas un 35% de mujeres estamos en STEM y a veces nos minimizan solo por ser mujeres“, señala con firmeza. Pero lejos de desmotivarse, ha encontrado inspiración en este reto: “Cada vez que una mujer elige una carrera en STEM, está rompiendo estereotipos y abriendo puertas para las que vienen detrás”.
Mar ha sido testigo de la desigualdad salarial que enfrentan sus compañeras en la industria. “He escuchado historias de mujeres que reciben menos salario que un hombre por el mismo trabajo“, comenta indignada. Sin embargo, esto la ha impulsado a convertirse en líder y mentora para otras jóvenes. “Trabajar con mujeres en tecnología me ha dado experiencias increíbles. Me gusta vernos crecer juntas y demostrar que somos igual de capaces”.
Actualmente, Mar forma parte del programa Robot en Acción, dirigido a niñas de 7 a 12 años, donde aprenden a construir y programar robots con materiales accesibles desde casa. “Quiero que más niñas descubran el poder que tienen para crear y cambiar el mundo”, dice con entusiasmo contagiador.
Sacrificios en el camino hacia sus sueños
El camino de Mar hacia la ingeniería informática no solo ha requerido esfuerzo intelectual, sino también grandes sacrificios personales y de tiempo. Actualmente, cursa 21 créditos en la universidad, distribuidos en siete cursos. Sus noches están dedicadas al estudio: de lunes a miércoles de 5:30 p.m. a 9:30 p.m., y los jueves de 5:30 p.m. a 7:30 p.m. Los viernes son sus días “libres”, aunque muchas veces los utiliza para dar mentorías en Mujer Digital, un programa en el que ha estado colaborando y brindando apoyo a otras jóvenes en tecnología.
Además, los sábados son días de voluntariado en MenTe en Acción, “Es un reto manejar el tiempo entre la universidad, el voluntariado y las mentorías, pero lo hago porque creo en el impacto que tiene el trabajo que realizamos”, explica con determinación.
Para aquellas que sueñan con dedicarse a las STEM, Mar tiene un mensaje claro: “No dejen que nadie les diga que no pueden. El mundo necesita sus ideas, su creatividad y su perspectiva única. La ciencia y la tecnología son herramientas poderosas para cambiar el mundo, y ustedes tienen todo el potencial para liderar ese cambio”.