Centroamérica es una región con altos índices de embarazos en niñas y adolescentes, resultado de múltiples vulneraciones a sus derechos sexuales y reproductivos. Los embarazos y posteriormente, las maternidades impuestas interrumpen o limitan el desarrollo de niñas y adolescentes, ya que repercuten negativamente en su salud física, sexual, mental y emocional, además de limitar sus oportunidades económicas y de educación, llegando, a veces, incluso a perder la vida misma. Constituyen un grave problema de salud pública en atención y cuido hospitalario por embarazo, parto, puerperio, mortalidad materna o suicidio. Un problema de seguridad pública, ya que muchos de estos embarazos surgen en contexto de violencia sexual, violencia intrafamiliar y comunitaria. Además de un problema ético al no priorizar y cuidar la vida misma de niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres.
La existencia de las uniones tempranas, embarazos y maternidades impuestas son consecuencia de los sistemas opresivos de vida que las sociedades capitalistas y patriarcales, como las nuestras, ofrecen a las mujeres. Son sociedades donde se normaliza la violencia sexual hacia niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres, se considera normal que no asistan del todo o que vayan por tiempo limitado a la educación formal. Se considera que no deben tener acceso a educación sexual integral ni tampoco a servicios de salud sexual y reproductiva en particular.
Por el contrario, cuando las niñas y las mujeres pueden tomar decisiones fundamentales sobre su cuerpo y vida ganan en términos de acceso no solo a la autonomía, sino a mejores condiciones en salud y educación que les permite, generar proyectos de vida donde crecen como personas, incrementando su desarrollo personal y social.
Actualmente, en Guatemala, Honduras y El Salvador los esfuerzos que realizan los estados gobiernos para atender esta problemática son desiguales e insuficientes y priva la falta o poca voluntad política de hacerlo desde una perspectiva integral de derechos sexuales y reproductivos. A pesar de contar con experiencias exitosas, aduciendo otras prioridades como la atención del Covid 19, se han cerrado los pocos servicios de salud sexual y reproductiva específicos para las personas jóvenes. Además, han dado marcha atrás avances en legislación y en procesos de trabajo conjunto entre gobierno y sociedad civil para garantizar una educación sexual integral formal que reconozca los derechos y la diversidad sexual humana. A esto se agrega la existencia de una legislación restrictiva o penalizadora que anula posibilidades de acceder a la interrupción del embarazo, incrementando el riesgo de muerte de miles de mujeres en la región.
El movimiento feminista y de mujeres ha venido promoviendo en la región una agenda propositiva y de demanda frente a los Estados, para procurar transformación sociocultural, y propiciar condiciones estructurales que permitan garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. La autonomía sexual, entendida como la condición personal para gestionar y decidir sobre el cuerpo en un marco de libertad y sin violencia, es una de las principales demandas y prioridades de trabajo de los movimientos feministas, como una condición básica para decidir con libertad sobre nuestro cuerpos y vidas.
Presentamos aquí, la experiencia de tres organizaciones para enfrentar el enorme reto de brindar servicios de atención y promoción de la autonomía sexual, para procurar que niñas y adolescentes lideren sus vidas, que se apropien de sus cuerpos y sentires, y así prevenir las uniones tempranas, los matrimonios forzados, la violencia sexual y los embarazos y maternidades no deseadas en Guatemala, El Salvador y Honduras.
Guatemala
En 2022 en Guatemala, se registraron 95,444 embarazos en niñas y adolescentes entre los 15 y 19 años y 67,688 nacimientos: 65,501 en adolescentes entre 15 y 19 años y 2,187 nacimientos en niñas entre los 10 y 14 años, (Observatorio Salud Reproductiva, 2022). En Guatemala los embarazos en niñas y adolescentes son reconocidos por la Ley como prueba de una violación sexual, siendo el embarazo un agravante de este delito (Art.174- Código Penal de Guatemala). |
Asomujerdí- Nahualá, es una organización de base comunitaria conformada por niñas, adolescentes y mujeres jóvenes mayas, en Raqantaq´aj, Nahualá, Guatemala. A través de la comunicación participativa, las muchachas lideran una radio comunitaria y la gestión de becas para que las muchachas concluyan sus estudios y puedan pagárselos solas. Estas chicas promueven proyectos de vida en una región donde culturalmente, se circunscribe a las mujeres a la vida doméstica y familiar. En 2022, se dieron 1,289 embarazos en niñas de10 años hasta adolescentes de 19 años en la región donde realizan su trabajo. (Observatorio Salud Reproductiva, 2022)
Ita Xocol comenta sobre la invisibilización de la violencia sexual que enfrentan las niñas y adolescentes en su comunidad y los efectos que tiene en sus vidas.
“En caso de las niñas víctimas de violencia sexual, no son visibles. Es difícil porque no se registran, sólo se conocen de labio a labio. Además, las autoridades municipales y el estado de Guatemala, han sido machistas, no se pronuncian ante este tipo de problemática, (…). Sabemos, que las niñas son niñas, no son madres; igual no son personas adultas, tienen pocos conocimientos en cuento a los embarazos a temprana edad. Las niñas son obligadas por sus papas, cuando miran que las niñas ya están embarazadas, ahora tienen que citar al chavito para que les obligan a casarse. Para nosotras son matrimonios forzados; no son decisiones de libertad. Afectan mucho a las niñas porque sus cuerpos no están físicamente capacitados para dar a luz a otro ser, (… y también); ya no pueden continuar estudiando” (Xocol, 2023)
En la comunidad donde vive Ita, la cultura patriarcal priva en la educación de las niñas, ya que se les educa para hacer los oficios de la casa y acompañarse a temprana edad. Poco se promueve que las niñas se eduquen y se prioriza a los hombres para que lo hagan; éstos tienen más libertad para salir. Para las mujeres, su obligación es mantener cuidada la familia, los hijos y la casa. Es parte de la cultural colonial y patriarcal que los ladinos impusieron, así aprendimos de los opresores, conforme al tiempo y en el camino, las niñas al quitar su libertad ya no pueden continuar con sus sueños (Xocol, 2023).
“Nosotras en Asomujerdí hicimos una investigación con el centro de salud acá en Nahualá para conocer sobre los embarazos a temprana edad. ¡Es lamentable! La doctora nos decía que los casos que llegan al centro de salud, les tiene que decir que nada de aborto porque es delito, por la Ley. Todos los casos (embarazos) que llegan acá, aunque no quieren, tienen que responsabilizarse porque es delito. Eso es un miedo que psicológicamente se les ha generado a las niñas y a las adolescentes y a veces llegan a suicidarse, porque sienten, que es un error, que ya no pueden seguir con sus vidas, porque qué tal si lo llegan a escuchar mama, papa y la sociedad…. Entonces, se les cruza eso en la mente de las muchachas y para nosotras no está bien. Por eso, nosotras desde Asomujerdí, hacemos los esfuerzos para multiplicar esos conocimientos” (Xocol, 2023)
Ita comentó que las adolescentes no pueden acceder a métodos anticonceptivos en el centro de salud, pues sólo los brindan a las que están casadas. Esto implica una clara limitante para evitar un embarazo, si deciden tener una vida sexual activa. En Guatemala, al igual que en El Salvador, la posición usual de los prestadores de servicios de salud es la promoción de la abstinencia sexual, sin reconocer, que la adolescencia es una etapa proclive para la exploración sexual.
Sobre el comentario de Ita Xocol sobre el sucicidio como una alternativa que llegan a tomar las adolescentes, En Guatemala, se realizó un estudio por parte de FLACSO Guatemala, que evidencia la magnitud del problema de suicidios entre niñas y adolescentes que enfrentan un embarazo, de 89 casos que la investigación reconoce como “posibles suicidios”, 27 fueron en menores de 18 años. Durante la investigación se realizaron 14 autopsias verbales para corroborarlo y otorgarle voz a las adolescentes que enfrentaron esta situación. La investigación pública del fenómeno del suicidio relacionado al embarazo en adolescentes no es abordada en los estudios de mortalidad materna en Guatemala. (FLACSO Guatemala , 2019)
El Salvador
En El Salvador ha habido diferentes esfuerzos para contar con una Educación Sexual Integral desde el 2000, pero fue contrarrestado por sectores conservadores que prefieren promover la abstinencia sexual en lugar de métodos anticonceptivos de prevención.
En el 2009, El Salvador ratificó el acuerdo biministerial (Educación- Salud): Prevenir con Educación, comprometiéndose a brindar servicios de atención y prevención a adolescentes y jóvenes a fin de prevenir la infección de VIH y otras ITS, embarazos no deseados y la violencia de género. Ello implicó la construcción en el Ministerio de Educación de una curricula formativa especializada en Educación Sexual Integral, así como impulsar dentro del Ministerio de Salud Pública la instalación operativa de espacios de atención en salud sexual y reproductiva diferenciados para personas adolescentes. Sin embargo, en el 2018, la Asamblea Legislativa censuró el Programa aduciendo que los elementos planteados ya estaban contemplados en la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia. Esto implica, entre otras cosas, que las personas adolescentes no tienen acceso a información adecuada para prevenir embarazos.
Según los últimos reportes oficiales, el 25% de los partos atendidos a nivel nacional son de niñas y adolescentes. En 2020, el MINSAL registró un total de 12,982 inscripciones prenatales en niñas y adolescentes entre los 10 y los 19 años, de las cuales 503 corresponden a niñas de 14 años o menos. (Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)- Gobierno de El Salvador , 2020) |
Organizaciones feministas y organizaciones comunitarias de base han empujado la construcción conjunta con el gobierno de la Estrategia Nacional Intersectorial de Prevención de Embarazos en Niñas y Adolescentes (ENIPENA),. Médicos del Mundo, organización internacional humanitaria, es parte de este esfuerzo, haciendo énfasis en particular para que adolescentes y jóvenes puedan acceder a servicios públicos diferenciados, accesibles, seguros, cercanos amigables. Además, han participa en la promoción conjunta de procesos formativos para adolescentes, desde un enfoque de derechos, a través de la Escuela “Lideresas para la vida”. Es una plataforma de formación virtual que sostiene el Instituto Nacional de Juventudes, con dos ofertas de educación sexual integral, una para las niñas de 12 a 14 años, y otra para adolescentes de 15 a 19 años.
Como bien nos comparte Miriam Segovia, coordinadora de programas de Médicos del Mundo, en El Salvador se han experimentado retrocesos en las instituciones públicas en el reconocimiento de la problemática del embarazo en niñas y adolescentes, sobre todo en la promoción de la educación sexual integral. Existe un discurso institucional que responsabiliza a las niñas y adolescentes e invisibiliza la responsabilidad estatal en garantizar la prestación de servicios gubernamentales de atención y prevención en salud sexual y reproductiva.
“(…) el discurso de la mayoría del funcionariado sigue siendo la normalización del embarazo en niñas y adolescentes y la culpabilización de las adolescentes… o sea, que, (según ellos) esto se da porque ellas se lo buscan porque son precoces, porque escuchan determinado tipo de música, porque la misma educación sexual integral de la sexualidad les promueve el inicio de la actividad sexual. Esto es no reconocer la vivencia de la sexualidad desde el derecho al placer que pueden tener las adolescentes en la construcción de su misma identidad” (Segovia, 2023)
A partir de la operativización de la atención del COVID 19, la atención en salud sexual y reproductiva por parte del Ministerio de Salud (MINSAL) es cada vez más precaria y desde el 2019, el MINSAL no compra anticonceptivos. La reactivación de los servicios de salud sexual y reproductiva aún no se ha logrado.
Honduras
Garantizar la salud y los derechos sexuales y reproductivos tiene relación directa con garantizar la autonomía y la integridad corporales de las niñas y las mujeres- La violencia sexual contra las niñas y adolescentes adquiere dimensiones siniestras en Honduras, una de sus manifestaciones, es claro, el embarazo en niñas y adolescentes.
Según la ONU, Honduras ocupa el segundo lugar a nivel mundial en embarazos en niñas y adolescentes. En 2019 se registraron 29 mil partos entre niñas de 10 a 19 años, para el 2020, se registraron 38, 217 partos en el periodo de Cuarentena, al 2021, hasta agosto de ese año, se atendieron 36,997 partos en niñas y adolescentes. (López, 2022).
Norma Carías es integrante del Centro de Promoción en Salud y Asistencia Familiar (CEPROSAF), una organización que trabaja desde una perspectiva feminista en comunidades de la zona caribe en Honduras tanto con funcionarios públicos como con mujeres lideresas y adolescentes para la promoción de derechos sexuales y reproductivos, y servicios de salud sexual y reproductiva, en un país donde no se promueve el acceso a la Anticoncepción de Emergencia, frente a un contexto donde las mujeres enfrentan cotidianamente violencia sexual. CEPROSAF impulsa la campaña Niñas Felices para sensibilizar a la sociedad hondureña sobre la necesidad de garantizar la vida y la autonomía sexual de las niñas. Esta campaña surgió ante la violación múltiple de una adolescente de 16 años ocurrida en 2019, y posibilitó generar presión social masiva para la denuncia del caso.
CEPROSAF desarrolla una estrategia de formación con líderes comunitarias sobre derechos, salud sexual, autoestima y la prevención de violencia. Estas lideresas replican a su vez los conocimientos adquiridos, a través de la formación de clubes con niñas y adolescentes de barrios y comunidades garífunas. Las mujeres se reconocen como defensoras, además de lideresas: “Hemos logrado a lo largo del trabajo de tres años que ninguna de estas chicas ha salido embarazada y las incorporamos en espacios de incidencia. El énfasis ha sido la prevención del abuso sexual, por los altos índices que hemos tenido, y decirles a las personas adultas que no vamos a permitir un caso más (…) En casos de abuso sexual tenemos que ofertar también el acompañamiento legal para alcanzar la justicia”. (Carias, 2023)
Norma está convencida que los programas de atención y prevención en salud sexual y reproductiva y fortalecimiento de la autonomía de niñas, adolescentes y mujeres a lo largo de su vida, se deben de construir desde la perspectiva feminista.
Potenciar el poder de decisión de niñas y mujeres sobre sus cuerpos es fundamental para que logren control sobre sus vidas. Si una mujer tiene control y conocimiento sobre su cuerpo y sus derechos, aumentan sus posibilidades de tomar decisiones informadas en su vida y pueda disfrutar de sus derechos. Las familias, las comunidades y sobre todo los estados tienen la responsabilidad ineludible de garantizar las condiciones para educar, atender y posibilitar el desarrollo y autonomía de estos cuerpos y vidas.
Trabajos citados
Carias, C. N. (11 de enero de 2023). Entrevista sobre trabajo organizacional en prevención de embarazos en NA. (G. Paz, Entrevistador)
Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)- Gobierno de El Salvador . (2020). Llegar a cero embarazos en niñas y adolescentes Mapa El Salvador 2020.
López, J. (08 de agosto de 2022). Incrementan embarazos en niñas de 10 a 14 años de edad en Honduras. El Heraldo , págs. https://www.elheraldo.hn/honduras/incrementan-embarazos-en-ninas-10-a-14-anos-edad-honduras-FX9473575.
Observatorio Salud Reproductiva. (diciembre de 2022). Embarazos y registros de nacimientos de madres adolescentes – año 2022. Obtenido de https://osarguatemala.org/embarazos-y-registro-de-nacimientos-2022/
Segovia, C. d.-M. (12 de enero de 2023). Entrevista sobre esfuerzos organizativos en prevención de uniones tempranas y embarazos en NNA. (G. Paz, Entrevistador)
Xocol, N. c. (12 de enero de 2023). Entrevista sobre matrimonios y embarazos tempranos y trabajo comunitario. (G. Paz, Entrevistador)