Por: Concha Armas
Nuestras experiencias personales y características físicas pueden ubicarnos lejos del modelo estético impuesto por la sociedad y convertirnos en lo otro: lo raro, lo diferente, lo que se fuga de los moldes, lo que no puede ser definido, colocándonos así, en situaciones de violencia dentro de los espacios públicos y privados que transitamos.
Biológicamente, el cuerpo humano se entiende como: ‘’una estructura compleja y altamente organizada, formada por células que trabajan juntas para realizar funciones específicas y necesarias para mantener la vida‘’ (Villa-Forte), sin embargo el cuerpo va mucha más allá de la simplicidad biológica, representa nuestro centro mismos de sentimientos y pensamientos, es un espacio político vivo, por lo que el contexto que habitamos y lo que sucede a nuestro alrededor impacta directamente sobre nuestra salud física y emocional.
Gordofobia: Sistema de opresión social
La violencia estética que vive nuestro cuerpo es estructural, la enfrentamos en todos los espacios, públicos o privados, la sociedad ha sido construida sobre un modelo único de belleza, que se sostiene en “un conjunto de características físicas que las personas valoran como atractivas“ (Apuercadas, 2022). Estas características se asocia principalmente a la delgadez, las pieles blancas y jóvenes, la heterosexualidad binaria, nuestra capacidad de producción y el acceso a recursos. En este sentido, por ejemplo, una mujer de 26 años, delgada y blanca es considerada más atractiva que una mujer de 52 años, gorda e indígena, normalizando así la violencia y las demostraciones de odio en la sociedad.
Específicamente las personas gordas enfrentamos discriminación constante en los diferentes entornos sociales, es así que la gordofobia se posiciona como un sistema de opresión que “a través de un conjunto de estereotipos, prejuicios y estigmas, asocian la gordura con características, hábitos y cualidades socialmente negativas, al no cumplir con la normatividad corporal que exige y privilegia la delgadez” (Cosío Barroso, 2022), además, según Lucía Rosales, nutricionista guatemalteca, no centrada en peso, existen cuerpos que experimentan mayores niveles de violencia que otros, “La gordofobia impacta en mayor medida a mujeres, personas LGBTIQ y personas racializadas, porque la violencia estética establece arbitrariamente estándares de belleza irreales a los cuerpos feminizado y a los que considera inferiores”.
Consecuencias de la discrminación corporal
Según datos de Euromonitor, la industria global de la belleza alcanzó ingresos de $548 mil millones de dólares en 2024, lo que representa un crecimiento del 4.5%, posicionándose como la tercera más importante a nivel mundial. Esta industria, según Naomi Wolf, en su libro El mito de la belleza, “refuerza un ideal de belleza inalcanzable que mantiene a las mujeres atrapadas en una lucha constante por mejorar su apariencia, además, se enriquece a partir de nuestras inseguridades” (Wolf, 1990).
Para ejemplificar esto, Wolf expone el siguiente dato, “durante la primera guerra mundial muchas mujeres salieron a combatir, al terminar la guerra y volver a casa, los hombres temían que las mujeres tomaran el control de la vida social, por lo que la industria de la belleza inicio a difundir la idea sobre cómo debería de verse una mujer ideal, vendiendo tratamientos de belleza costos, extremos, y sobre todo peligrosos para la salud, llevando a muchas mujeres incluso a la muerte y manteniendolas ocupadas intentando verse bonitas ”, (Wolf, 1990).
A la fecha, esto no ha cambiado, por ejemplo, a inicios de los 2000s se popularizó el uso de pantalones acampanados y talles muy bajos, exponiendo en los comerciales cuerpos de celebridades y modelos delgadas. Esto generó que muchas mujeres jóvenes, adolescentes y niñas se sometieran a dietas extremas, y sufrieran incluso trastornos de la conducta alimentaria. Durante los inicios de los 2000s se registro incluso un aumento en los casos diagnosticados como trastornos de la conducta alimentaria por padecimientos de anorexia y bulimia, esto según The American Journal of Clinical Nutrition, “En los 2000s, los estudios indicaron un incremento en la cantidad de adolescentes diagnosticados con estos trastornos, especialmente entre mujeres jóvenes. Durante esta década los casos comenzaron a detectarse en niñas entre los 12 y 13 años”, (American Society for Nutrition, 2022).
Impacto de la moda en la salud emocional
La industria de la moda crea prendas y estilos para personas que cumplen con un parámetro de belleza determinado, las personas gordas seguimos siendo discriminadas, por ejemplo, yo he visitado tiendas de ropa donde me han dicho que si mi talla es XL o más, debería revisar sus opciones en línea, argumentando que en la tienda física solo tienen disponible la ropa más pequeña y bonita. Estos comentarios refuerzan la idea sobre determinados cuerpos leídos como válidos y bonitos.
Edith Elizondo quien es parte de la Asociación de Mujeres Ixchel en El Salvador, comenta; “Desde mi vivencia como una mujer que habita un cuerpo gordo, creo que la moda y los estándares de belleza que esta sociedad impone nos han hecho mucho daño, principalmente a las mujeres, luchar constantemente por querer entrar y encajar en ciertas tallas, por querer estar de ciertas formas nos ha afectado emocional y psicológicamente, sobre todo en la construcción de nuestra autoestima. Me molesta mucho que las personas piensen que amarnos a nosotras mismas es la solución a todo, no se trata solo de amarme a mi misma, sino de reconocer que hay todo un sistema a mi alrededor que me dice todos los días que mi cuerpo no es valido, que me dice que tipo de ropa usar para verme “bonita”, ropa en la que las personas gordas no cabemos, porque la moda es creada para ciertos tipos de cuerpos. El mensaje del sistema es siempre el mismo:“te verías más bonita si estuvieras más delgada””.
Efecto Halo
A partir del comentario de Edith es posible reflexionar sobre los sentimientos de culpa, insuficiencia y el deseo por encajar que vivimos las personas gordas a lo largo de nuestra vida. Así mismo es importante resaltar, que aquellos cuerpos que no encajamos en estos modelos de belleza, nos sentimos en desventaja. Esto se explica con el Efecto Halo, una teoría psicológica que propone: “como la percepción de una característica positiva (como la belleza) influye en la forma en que se evalúan otras características de una persona, como su inteligencia, amabilidad o competencia, por ejemplo, en entrevistas de trabajo, los candidatos físicamente atractivos pueden tener más oportunidades”, (Triglia), esto también es conocido como “privilegio de belleza”, que se refiere a todos los beneficios sociales de los que gozan las personas que son leídas como bonitas.
Para Edith Elizondo, todo esto se trata también de restricciones, como la estética se entiende como un sistema de opresión que no imposibilita el acceso a vidas dignas, y felices, “ El ideal de belleza se trata de un tema que está a mi alrededor y no me permite ser feliz, el no ser feliz me atraviesa desde el no sentirme valorada, el sentir que no merezco ser amada, y eso en definitiva te afecta emocionalmente en la construcción de relaciones sociales”.
Estrategias de acción
Hacer frente a un sistema que limita el desarrollo integral de nuestras identidades y expresiones es bastante complejo y cansado, pero a continuación te comparto algunas herramientas esperanzadoras que a Lucía, a Edith y a mí nos han funcionado para desarrollar resiliencia y libertad.
En palabras de Lucía Rosales, “la moda es una forma de expresión y lucha política”, por lo que es importante mantener siempre presente que la moda es solo un juego, explorar las posibilidades y la diversión, intenta combinar prendas, colores y estampados que te permitan expresar tu identidad y personalidad. Tu cuerpo no tiene que encajar en la ropa, rompamos, costuremos de nuevo, para que sea la moda la encaje en nosotras.
Edith Elizondo nos recuerda que, “es necesario que este sistema cambie”, te invito a generar acciones que promuevan el respeto entre todas las personas a tu alrededor. Acciones muy pequeñas como no reírte más de los chistes de personas gordas que hacen en tu casa puede ayudar a que el mundo poco a poco sea un lugar más seguro y amable.
La sociedad en la que vivimos puede ser un territorio caótico y hostil, es importante regresar a nuestro centro, y hablarnos con compasión, respetar las diferencias, no compararnos con nadie y entender que no hay razón lógica para que todas las personas seamos igual, en la diversidad también hay belleza. Te propongo que inicies a tu propio ritmo, en mi proceso me fue muy útil cambiar mis referencias, comencé a seguir en redes sociales a personas, creadoras de contenido, modelos o artistas con cuerpos más similares al mío, y a mis tiempos descubrí, que sí, es posible ser y verse bonita más allá de encajar o no en un estereotipo, en lo personal, prefiero ser un gorda fabulosa, que perder el tiempo intentado encajar en modelos absurdos, desde que inicié a llamarme gorda con orgullo, nadie pudo utilizar más esa palabra como un insulto. Los estándares de la moda no dictan el valor de tu cuerpo.
“La verdadera revolución inicia cuando nos vestimos para expresar nuestra identidad”