Por: Andrea Paz
¨En las agendas feministas, figura la temática de VIH, pero a la hora de la hora toca ser nosotras mismas quienes terminemos dando el tema porque o no se incluye o la persona ´experta´ no usa el lenguaje correcto y llega a ser victimizante en un espacio que supone ser seguro¨ – Comenta Diana Gomez
Diana es una activista hondureña, ha participado en eventos como la conferencia mundial de VIH en el 2024, CEPAL 2024 y espacios de compartir feministas de Honduras, en ellos Diana se enfrenta a grandes retos como lo que describe, un mal uso del lenguaje acertado al hablar del VIH, como por ejemplo términos de ¨Mujer viviendo con VIH¨ cuando el término correcto es mujer con VIH.
Danlí es un poblado del oriente de Honduras, ahí creció Diana, enfrentando la falta de oportunidades, y la dificultad de ser una mujer con VIH en una zona rural, si comparamos con la fluidez de información que hay en la zona urbana de este país. Por otro lado en los espacios feministas se hace énfasis en la necesidad de brindar un espacio para alzar la voz por las mujeres cisgenero con VIH, ya que usualmente el espacio de temática de VIH suele ser dominado desde la visibilidad de mujeres trans. Honduras es el país latinoamericano con más casos de mujeres con VIH que hombres de la comunidad LGTBQ+ o mujeres trans.
La narrativa en los espacios feminista es las violencias que atraviesan los cuerpos de las mujeres con VIH, desde las esterilizaciones forzadas aprobadas por su familia, pasando por el personal de salud y hasta la discriminación por parte de los familiares o empresas de trabajo. Entre 1985 y 2021 en Honduras se han reportado 40,469 casos de VIH, de este total 17,583 corresponden a casos de mujeres de las cuales, 7,264 (41%) fueron diagnosticadas tempranamente, mientras que 10,589 (60.2%) fue diagnosticada con VIH avanzado. (CEPAL, 2022)

Actualmente Diana tiene 30 años, y asegura que hay un tabú enorme en el personal de salud para asegurar el derecho de maternar de las mujeres con VIH, cuestiona mucho el hecho que personas que deberían de asegurarles tener los conocimientos óptimos para dar confianza a sus pacientes y no violentar sus derechos.
El VIH ¨Llegó a su hogar¨
Muchas de estas mujeres han encontrado en Dios y la fe un espacio para poder sanar psicológicamente luego de un diagnóstico de VIH, haciendo complejo su integración en los movimientos o sentir los espacios feministas un lugar seguro, suelen describirlos como muy academicistas o con falta de comprensión a su diagnóstico y todo lo asociado con su derecho de confidencialidad.
El VIH ¨Llegó a su hogar¨, es una frase que utilizan las mujeres con quien pudimos conversar para describir la transmisión del VIH debido a infidelidades de su pareja y a la falta de información del uso del preservativo o por la creencia que con sus esposos en relaciones monógamas no es necesario el uso de un condón.
Las organizaciones que realizan un mapeo político y legal en la región han identificado que aun cuando en Honduras los datos epidemiológicos generados por el Estado dan cuenta de la necesidad de construir una respuesta en la que las mujeres sean parte central de las políticas de prevención y atención de VIH, esto no ha sucedido. De manera similar a lo que sucede en otros países de la región, la política pública está dirigida a grupos claves, las mujeres solo son consideradas como parte de los grupos vulnerables, no escuchando sus necesidades o su percepción y necesidad de ser madres.
Se han conocido casos de mujeres esterilizadas que han decidido tener un ¨suicidio¨ dejando de tomar sus medicamentos anti retro virales (ARV), llevando así a su muerte debido a su deseo coartado de ser madres, casos que quedaron en la impunidad para los prestadores de salud.

Organizaciones como CEPROSAF, LLAVES y ASONAPVSIDAH, luchan para llevar este mensaje de incluir a las mujeres con VIH en mesas de trabajo feministas que hablan sobre derechos sexuales y reproductivos, para concientizar la importancia y la interseccionalidad con las que ellas cuentan.
Diana siempre ha sido curiosa sobre su condición y no tiene problema en revelar su diagnóstico, ya que su meta es normalizar la conversación sobre el VIH y eliminar el estigma. Sin embargo, recalca que esta lucha no puede ser solo suya o de unas pocas. La creación de alianzas entre mujeres de distintos sectores es esencial para compartir información y construir un aprendizaje mutuo que ayude a reducir la discriminación hacia las mujeres con VIH. Más aún, insiste en que los espacios feministas deben transformarse en lugares genuinamente seguros para todas y todes, sin exclusiones ni jerarquías en la lucha por los derechos de las mujeres.