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Cuerpos diversos; el placer de habitar otras realidades.

Cuerpos diversos; el placer de habitar otras realidades.

Concha Armas

“Hay días en que aún me lastimo,

odio mis formas, me castigo,

mido mi cuerpo una y otra vez,

me intento decir que aún no quepo,

que nunca tendré la vida que anhelo.”

¿Sabés lo que significa el término “humillación corporal”? Según la revista Planeta Joven, es una expresión que proviene del inglés “body shaming” y define cualquier acción que se realice con el fin de avergonzar, burlarse o discriminar a cualquier persona por la apariencia de su cuerpo.

La humillación corporal, sin lugar a dudas, es un tipo de violencia cimentada sobre prejuicios colectivos, alrededor de conceptos de belleza que se cree que todos los cuerpos deberían cumplir y que impone restricciones en el desarrollo pleno de la persona, cuando vivimos fuera del estereotipo. Ante esto María Fernanda Campos Solórzano, nutricionista nicaragüense, comenta, “La humillación caporal es también un tema de justicia social, tiene que ver con situaciones y conceptos que van mucho más allá del cuerpo y que se relacionan directamente con el acceso a privilegios, derechos y recursos”.

Ahora bien, se preguntarán, ¿cómo funciona este estereotipo? o ¿cómo la apariencia física puede crear una situación de acceso a privilegios? Para iniciar, el parámetro social es muy sencillo de entender pero difícil de alcanzar. Entiende la belleza como un concepto inflexible en el que las personas para ser consideradas “bonitas” deben cumplir con ciertos requisitos, por ejemplo; ser blancas, con cuerpos que tengan medidas específicas, de pieles tersas y por supuesto jóvenes, colocando a aquellos y aquellas que existen fuera de estos requisitos en una situación de vulnerabilidad. Esto se encuentra ampliamente ligado a otros conceptos como; misoginia, racismo, gordofobia y cualquiera que pueda enlazarse al odio, rechazo y violencia que una persona puede vivir a partir de las características de su cuerpo.

Crédito de foto: “Acuerpadas/Lucero

Es aquí, donde logramos entender de manera consciente las palabras de Campos Solórzano, pues al ser la belleza, en nuestra sociedad, una construcción ya definida, sitúa en situaciones de desventaja a aquellos y aquellas que se alejan del modelo establecido y esto se traduce a todos los ámbitos de nuestra vida; la moda, la medicina, oportunidades laborales, académicas y otras zonas más íntimas como el placer, y las relaciones sexoafectivas.

El estereotipo es sin lugar a dudas inflexible, no obstante, no nos afecta a todas y todos por igual. Existen situaciones específicas que pueden atravesar nuestros cuerpos y colocarnos en mayor o menor estado de desventaja, por ejemplo, la clase social, la raza, la procedencia geográfica, la orientación sexual e identidad de género o el género mismo. Los parámetros de belleza son mucho más rigurosos con mujeres que con hombres. Sí, Nahomy Wolf decía. “La dieta es el sedante político más fuerte en la vida de las mujeres” y que razón tenía; a las mujeres nos enseñan a ser bonitas para complacer a otros y a competir entre nosotras a razón de nuestra de belleza; todo esto para evitar que ocupemos los lugares que merecemos.

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La humillación corporal es un tipo de violencia que destruye la relación con nuestro cuerpo, creándonos incomodidades, inseguridades y deteniéndonos de hacer cosas que disfrutamos y nos generan placer. Así mismo, es una violencia que interiorizamos, es decir, al escuchar comentarios de odio sobre nuestros cuerpos, replicamos esa misma violencia contra nosotras y nosotros mismos y hacia otras personas cercanas.

Crédito de la foto: Acuerpadas/Lucero

¿Cómo combatir la violencia a la que día a día nos exponemos por el simple hecho de habitar nuestro cuerpo? Bien, es importante iniciar por reconocer que somos nuestra persona más importante, por ello, sanar y reconstruir la relación con nuestro cuerpo es de verdad importante. Junto a Paola Marroquín, nutricionista guatemalteca, comentamos algunas herramientas de las que podemos hacer uso para iniciar este camino;

  • Reconocer nuestra historia de vida; esto implica nombrar las violencias, reconocer las situaciones que nos expusieron a momentos de vulnerabilidad y dolor, entendiendo de quién venían estas acciones. Quizá éste puede ser uno de los pasos más complejos, implica confrontarnos con nuestra propia historia, pero sin lugar a dudas es imprescindible. Tómalo con calma y hacé todo a tu tiempo.
  • Encontrar una actividad que te permita canalizar tu energía; la violencia que vivimos día a día es demasiada y causa estragos en nuestra salud mental y emocional. Es importante encontrar un mecanismo para liberarnos de ella, quizá escribiendo, pintando, bailando o moviendo el cuerpo de alguna forma que nos haga sentir cómodas y cómodos.
  • Exponernos activamente a diversidad corporal; vivimos día a día bombardeos masivos de publicidad, que nos intentan mostrar el tipo de cuerpo perfecto. El capitalismo lucra a través de nuestras inseguridades y lo sabe. Es tiempo de cambiarlo; mirar modelos, seguir paginas de anuncios, encontrar influencers en redes sociales que tengan cuerpos más cercanos al nuestro; entender que todas y todos somos diferentes. Esto también significa trabajar en la creación de espacios seguros, contar con redes de apoyo, personas que nos permitan sentirnos felices y libres.
  • Hablarnos desde la compasión y el respeto; en muchos medios de comunicación se ha popularizado últimamente la idea del amor propio, sin embargo, el amor propio no lo es todo en la vida y además, puede ser una meta compleja de alcanzar. Se puede iniciar con acciones más sencillas, viviendo desde la compasión y el respeto por el cuerpo que habitamos. El camino de construir relaciones sanas con nuestro cuerpo dura toda la vida- Hay días en que los complejos regresan y eso es válido, pero también es justo reconocer que nuestro cuerpo nos permite descubrir el mundo; no hay razón entonces para lastimarlo o exponerlo a tratamientos que representen un riesgo. Por favor, intentá mira todos los días tu reflejo en el espejo y agradecé a tu cuerpo por todo lo que te permite hacer.
  • Escuchar el cuerpo; el cuerpo nos da señales; cuando tiene hambre, sed, sueño, cuando se siente incómodo o incluso satisfecho Trabajar en nuestro cuerpo es también aprender a reconocer estas reacciones.

En palabras de Campos Solórzano, hay otras acciones que también son urgentes y necesarias; “es importante educar de manera integral, inclusiva e intergeneracional, principalmente para crear estrategias de acción que nos permitan respetar a nuestro cuerpo y confiar en él, de tal manera que logremos sentirnos cómodas y cómoda, con el cuerpo que habitamos: Además es importante entender la alimentación, no solo como el simple acto de ingerir alimentos y nutrirnos, sino desde el placer y las conexiones emocionales que creamos con la comida. La alimentación debe de ser entendida desde una perspectiva gentil, sin restricciones y respetando las señales del cuerpo, principalmente en Nicaragua, un país con alto nivel de inseguridad alimentaria.”

En conclusión, es necesario reflexionar y romper los estereotipos construidos alrededor del cuerpo. Ningún cuerpo es igual a otro. Somos diferentes en tamaños, razas, texturas e identidades, por lo tanto, todos los cuerpos son diferentes y a partir de este postulado, entendemos que no es posible, ni coherente, la existencia de un modelo de belleza en el que todas y todos tengamos que caber.

Recordá siempre; Nuestra lucha NO es ampliar la norma estética. Es destruirla. O cabemos todas, o que no quepa nadie.” Magda Piñeyro

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