Por: Katherine Estrada Téllez
En el vibrante panorama musical centroamericano, destaca la voz y la significativa obra de Ceshia Ubau. Originaria de Nicaragua, ahora residiendo en Costa Rica, esta talentosa cantautora, psicóloga y defensora de los derechos de las mujeres migrantes ha dejado una huella perdurable tanto en la escena musical regional como en la lucha por la justicia social. Su vida y su carrera artística están íntimamente vinculadas a la migración, la música y el arte como herramientas de sanación y empoderamiento.
Con 26 años y seis de residencia en Costa Rica, Ceshia ha experimentado un viaje transformador desde su migración. El arte y la música se han convertido en pilares fundamentales para su adaptación y crecimiento personal.
Nacida en Nicaragua en el seno de una familia amante de la música y el arte, desde temprana edad mostró un talento innato, pasando horas imitando a las divas del pop latino de la década del 2000 y organizando conciertos privados para sus peluches. Sus padres, al reconocer su sensibilidad artística, la matricularon en clases de piano, iniciando así su formación musical.
Antes de su migración, se describe a sí misma como una joven idealista, llena de creencias y conflictos internos. Sin embargo, al emigrar, se vio inmersa en una nueva realidad que la llevó a crecer de formas inimaginables. “Tenía 20 años cuando salí de Nicaragua tras un proceso terapéutico por depresión, pero la crisis sociopolítica del país me dio un sentido temporal de vida: decidí mantenerme viva para presenciar los acontecimientos y ver hacia dónde llevarían a mi país – reconoce. Entendí que mi contribución no estaba en liderar protestas, sino en encontrar otra forma de aportar. Y lo hago a través de la música”
A través del arte, Ceshia encontró una forma de expresar sus emociones y superar los desafíos como migrante. La música se convirtió en su refugio, brindándole consuelo y fortaleza en momentos difíciles.
“En la migración, reconecto con mis raíces afrodescendientes”
Para Ceshia, ser una mujer migrante y afrodescendiente significa enfrentar y desafiar las barreras y estereotipos que la sociedad impone, encontrando fuerza y empoderamiento en su identidad y en su arte. Es ser voz para aquellos que no pueden hablar, utilizando su plataforma para crear conciencia y fomentar la inclusión y la justicia social. Significa abrazar todas sus identidades y vivir auténticamente, inspirando a otros a hacer lo mismo.
La historia de migración en la familia de Ceshia es fundamental para su identidad. Su abuelo emigró desde la Isla de Ometepe a Costa Rica en los albores del siglo XX, instalándose en el cantón de Upala, provincia de Alajuela, cerca de la frontera con Nicaragua. Con su abuela costarricense, criaron a 12 hijos que crecieron entre ambos países, reflejando la realidad común de muchas familias binacionales en la región.
Esta experiencia migratoria ha dejado una profunda huella en la vida y la identidad de Ceshia. “En la migración, reconecto con mis raíces afrodescendientes”, afirma. Su identificación como afrodescendiente se basa en su ascendencia familiar, que incluye antepasados afrodescendientes, como una tatarabuela jamaicana que vivía en Bluefields. “Reconozco que mi piel no es negra, estoy en proceso de explorar y reconocer esta parte de mi identidad con cuidado y respeto”.
Sin embargo, su vida diaria como mujer migrante en Costa Rica no ha estado exenta de desafíos. Ceshia comenta que ha enfrentado xenofobia y sexismo, alimentados por los numerosos mitos y estereotipos en torno a las mujeres nicaragüenses. Recuerda situaciones donde ha sido objeto de comentarios inapropiados que reflejan una percepción errónea de cómo deben ser las mujeres nicaragüenses.
Escribe canciones para sanar
Ceshia Ubau, además de ser cantautora, es psicóloga con una maestría en el tratamiento del abuso sexual e integra principios terapéuticos en su proceso de composición, fusionando la música y la psicología.
“La psicología me brindó una base teórica para mi enfoque musical, conectando con emociones profundas. Descubrí mi propósito como compositora, definiendo así mi proyecto de vida”, reflexiona. “Utilizo la música para procesar mis vivencias y emociones, transmitiendo un mensaje de sanación y empoderamiento a mi audiencia”.
Además de su práctica como cantautora, Ceshia ha encontrado en la música una forma de reconectar con la migración generacional de su familia. A través de sus canciones, explora y celebra su herencia cultural y las experiencias compartidas de su familia, influenciadas por la migración entre Nicaragua y Costa Rica. Un ejemplo de esto es “Melodía Sagrada”, una de sus últimas composiciones, donde reflexiona sobre la importancia de la unidad familiar y la conexión con sus raíces. Utiliza la música como un puente entre generaciones y experiencias migratorias diferentes.
En este sentido, su música se convierte en un vehículo para honrar y preservar la historia y la identidad de su familia, al mismo tiempo que promueve la aceptación y la integración cultural.
Sanar también en colectivo
Su labor va más allá de la música, ya que brinda intervenciones psicosociales y facilita procesos de desarrollo y bienestar en comunidades rurales de Costa Rica. En su trabajo actual, se enfoca principalmente en mujeres migrantes, reconociendo que muchas de ellas enfrentan situaciones de violencia y dificultades.
Durante su formación en psicología, se percató del impacto terapéutico que la música tiene en las personas, lo que la llevó a especializarse en el tratamiento del abuso sexual. Estas mujeres desean abordar y superar estas adversidades a través del proceso creativo. Trabajar con la música le permite facilitar la expresión de emociones y experiencias difíciles, tanto de manera grupal como individual.
Además, ha observado que muchas mujeres migrantes tienen una gran necesidad de hablar sobre sus experiencias y encontrar espacios para compartir sus historias. Ceshia ha trabajado con mujeres de diferentes edades y contextos, incluyendo mujeres rurales y urbanas, que han migrado debido a la violencia o dificultades económicas en sus países de origen. El abuso sexual es un tema recurrente en los escenarios en los que trabaja. Ceshia ha notado que la música es una forma efectiva de abordar este tema sensible y ayudar a las mujeres a transformar sus historias de dolor en historias de resiliencia.
Para estas mujeres, el arte y la música ofrecen una forma de expresión y sanación.
Una mujer artista joven centroamericana
La industria musical en Centroamérica es diversa y vibrante, reflejando la riqueza cultural de la región con una variedad de géneros y tradiciones musicales. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos, como la falta de infraestructura adecuada, limitando las oportunidades para músicos locales, y la persistencia del sexismo, donde las mujeres enfrentan barreras y discriminación.
Así lo confirma Ceshia. “En la industria musical, a menudo se espera que acepte salidas personales, o que me conforme con ser vista sólo como una musa, en lugar de reconocer mi verdadero rol como creadora. Este estereotipo de la mujer en la música me reduce a ser simplemente la chica que baila en la tarima, en vez de valorar mi talento y contribución como artista”, relata.
En su trayectoria, Ceshia ha aprendido a tomar las riendas de su carrera artística y a defender su valía en un entorno que a menudo subestima el trabajo de las mujeres en la industria musical. A pesar de los obstáculos, ha encontrado maneras de superarlos mediante la formación, la búsqueda de colaboraciones y la profesionalización de su carrera. Además, valora el apoyo brindado por otros artistas centroamericanos que ha encontrado en Costa Rica.
En 2022, en Costa Rica, Ceshia formó su banda, compuesta por Eddie Monge, un nicaragüense radicado en Costa Rica, Fiorella Hidalgo, percusionista costarricense, y Javier Alvarado en el contrabajo. Este grupo diverso y talentoso refleja la riqueza cultural y musical de la región.
Con el tiempo, las influencias musicales de Ceshia han evolucionado. Si bien sus primeras composiciones estaban influenciadas por trovadores clásicos como Silvio Rodríguez y cantautores nicaragüenses, a medida que pasaba el tiempo, comenzó a inspirarse en la “música del mundo”, explorando otros géneros y ritmos musicales, especialmente debido a su experiencia migratoria.
Ceshia encuentra inspiración en la conexión entre la música y las palabras, considerando la composición como un espacio seguro para expresar sus emociones auténticamente. El respaldo de su familia, colegas y seguidores es fundamental en su desarrollo como artista, motivándola a seguir creando música para aquellos que están receptivos a su mensaje.
Sus canciones reflejan una perspectiva única de diversas realidades sociales y personales, abordando temas como el amor, la alegría, la autoestima y la migración. A través de su música, busca inspirar y empoderar a su audiencia, recordándoles la fuerza interior que todos poseen.
Sus reconocimientos como artista
Ceshia Ubau ha recibido múltiples reconocimientos que destacan su talento en la escena musical centroamericana. En 2021, obtuvo el tercer lugar en un concurso mundial de composición con su canción “Mayahuabá”, una colaboración que aborda la realidad de las personas migrantes en Centroamérica. Además, su segundo álbum, “Luz”, fue galardonado como Mejor Álbum de Producción y Mejor Productor en los premios de la Asociación de Compositores y Autores Costarricenses, mientras que su canción “Para mí” fue premiada como Nueva Canción en la misma ceremonia.
Ceshia también ganó un concurso de artivismo organizado por el Fondo Centroamericano de Mujeres con su canción “Declaración”, lo que impulsó su lanzamiento en 2020. Un hito significativo en su carrera fue cuando su álbum “Luz” fue preseleccionado para los Latin Grammy en 2022, lo que le permitió convertirse en miembro votante de la Academia de los Latin Grammy. A pesar de estos reconocimientos, Ceshia valora especialmente el apoyo y el reconocimiento de su público, que considera lo más hermoso y valioso en su trayectoria como artista.
