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Tejemos la esperanza en nosotras- Mayela expresa política de Nicaragua

Tejemos la esperanza en nosotras- Mayela expresa política de Nicaragua

Por: Heyling Marenco

En tiempos donde la libertad se vuelve un estadio social convulso, surgen historias que nos recuerdan el poder de las mujeres, y la fuerza que podemos encontrar juntas en contextos difíciles, como los que vive Nicaragua desde abril de 2018. La historia de Mayela es una de ellas,quien se nombra y reconoce como activista y feminista por su activismo y luchas. Fue detenida el 21 de agosto de 2023 de manera arbitraria por el régimen de  Daniel Ortega y Rosario Murillo por un año y quince días . Hoy forma parte de las 135 personas ex presas políticas que fueron desterradas a Guatemala el jueves 5 de septiembre de este año. Su camino hacia la libertad, aunque aún en construcción, es un testimonio de resiliencia, fe y reconocimiento de que los cambios son posibles.

Si pudiera regresar a Nicaragua, ella sabe exactamente lo que haría. “El primer lugar al que iría sería mi hogar”, dice, ansiosa por reunirse con su familia y amistades. También sueña con volver a acampar y caminar por las calles de Managua bajo aquel sol inclemente, retomando las actividades que antes formaban parte de su vida y que ahora simbolizan la libertad que tanto anhela recuperar.

Mayela nos narra un poco de cómo vivía antes de su arresto. Llevaba una vida cotidiana como muchos muchos jóvenes nicaragüenses. “Era una chavala que por el día trabajaba y por la noche estudiaba”, recuerda. Además de su dedicación al trabajo y al estudio, encontró en la naturaleza su escape. Acampar, escalar y pasar tiempo con sus sobrinas los fines de semana formaban parte de su vida, de sus lugares seguros, de sus espacios llenos de sueños, una vida que, como para muchos, fue interrumpida y a otras personas incluso arrebatada en el contexto sociopolítico de abril 2018, cuando la población salió a las calles para manifestarse contra las reformas del sistema de seguridad social impuestas por el gobierno de Daniel Ortega. 

“Fui detenida por hacer activismo y una pequeña manifestación en un punto céntrico de Managua, el impulso o la inexperiencia nos llevó a planificar todo en menos de media hora. No había una ruta de escape seguro, ni plan de contingencia, casi todas regresaron a sus casas el mismo día. Marchaba y hacia mítines contra el régimen “ comenta Mayela

Según la lista de personas presas políticas en Nicaragua, compartida por el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas, desde el 1 de febrero al 15 de abril de 2024, 138 personas fueron reconocidas como presas políticas: 23 mujeres y 115 hombres. Esta cifra incluye a 10 presos políticos detenidos antes de 2018.

Su arresto:  ¿Qué emociones dominaban en ese instante?

El momento de su arresto está grabado en su memoria. Mayela recuerda exactamente cómo entró en un estado de shock, seguido de una mezcla de enojo, rabia e indignación. “No creía lo que estaba pasando”, y sigue sin creerlo nos comenta. Como muchas de las detenciones, su arresto fue arbitrario, violento, fue parte de la persecución por su activismo y su trabajo en la defensa de los derechos humanos en el país. Esta experiencia sin duda se convirtió en una prueba de su resistencia interior y es que ¿De dónde te sostenes en ese momento?

Cortesía- Mayela y su semblanza 

Una vez en prisión, Mayela se encontró en un lugar de aislamiento, tanto físico como emocional. “Cuando llegamos al sistema penitenciario, nos dejaron muy aisladas en el pabellón 6, que estaba alejado. Nadie se nos podía acercar. A Gabriela y a mí nos llevaron al mismo pabellón. Fue como: ‘Wow, solo estamos nosotras’. Nos dejaron en celdas separadas, fue muy difícil. Pero, conforme los días pasaron, vimos que había más presas políticas, que eran personas mayores de edad. Nos partió el alma ver cómo se mofaban de nuestros derechos, cómo pisotean nuestros derechos, las colaboradoras del Gobierno”.

Encontrarse con otras mujeres

Mayela nos cuenta, que, aunque muchas de ellas no se conocían antes de su encarcelamiento, compartían un mismo ideal y una misma causa. Relata cómo, a pesar de la ansiedad que la acompañaba constantemente, se aferraba a pequeños rituales, canciones y programas que le reinventaron la vida en prisión. “En esos momentos tan oscuros y difíciles, aprendimos a sobrellevar la situación de una buena manera. No se nos permitía lápiz ni hojas, pero nos reinventamos y nos inventamos un lápiz de tinta, y me gustaba escribir mucho eso me mantuvo despierta, en él aquí, en el ahora” y claro que hubo momentos donde se perdía la esperanza, la fuerza, pues nos cuenta lo cansado que era estar confinada en cuatro paredes durante 380 días. “Pero aquí sigo, procesando, siendo resiliente y tratando de sobrellevar las emociones”.

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Mayela forma parte de las personas que se encuentran lejos de su tierra, de su gente,“ de su Nicaragua“. Para ella, la transición del encarcelamiento a la libertad en el exilio ha sido un proceso emocional complejo. Si bien ahora puede disfrutar de cierta libertad, en otro país, en otras condiciones con contacto físico de quienes le rodean, la realidad del exilio es difícil, más cuando no lograste ver a tu familia, darles un abrazo, sin decidirlo “Mucha gente dirá: ‘los sacaron del país, qué tuani. No, pues no. La verdad es que ni una cosa ni la otra, pero es duro. Saber que no tienes retorno a tu hogar con tu familia duele mucho, porque si regresas, obviamente pones en peligro no solo tu vida, sino también la de tu familia”.

Nombra valiosas lecciones sobre la resiliencia y la fortaleza interna, que ella se demostró a sí misma. Su capacidad para reconocer  su proceso, su habilidad para encontrar esperanza en esos momentos difíciles,  de mucha incertidumbre, de enojo e incluso de cuestionamientos cuando llega la culpa. Su esperanza y convicción de que, a pesar de todo, encontró amigas, compañeras que le recordaron todos los días que no estaba sola le permiten seguir sosteniéndose. “Las emociones se siguen trabajando porque es un vaivén, un sube y baja, un proceso lento. Nunca me imaginé pasar por esta situación, pero tengo mucha esperanza de que todo esto termine pronto”.

Tejemos el país que soñamos acompañadas

Y desde donde habita ahora Mayela, nos cuenta cómo está construyendo otras redes desde el destierro. Menciona a la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras), quienes han estado tejiendo con ella en todos los aspectos. Aunque de momento no ha retomado el acompañamiento o las atenciones psicológicas, ella apuesta por el camino de la sanación no solo individual sino colectivamente como país: “Hay que ser fuertes y seguir trabajando en el autocuidado. Podemos trabajar desde la trinchera sin exponernos. El activismo en Nicaragua es difícil, pero no imposible. El autocuidado y la salud mental son importantes, aunque no todos lo perciben de la misma manera. Cada persona debe decidir cómo desea vivir su transición y sanar”.

Cortesía-  Mayela y sus luchas

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