Por Zaid
“La información que tenía era poca. Siempre suelen decir que si no te cuidas, quedas embarazada, pero no te dan información específica o detallada de cómo cuidarte”.
Así es como define el acceso a información en sexualidad Jenifer, una chica que quedó embarazada a sus 17 años y decidió afrontar la dificultad de convertirse en madre joven a pesar de los prejuicios de familiares, del personal médico y de amigos de la escuela.
Los embarazos infantiles y adolescentes son una problemática que enfrentan todos los países de Centroamérica y obliga a muchas niñas a abandonar su preparación académica y/o sus proyectos de vida para dedicarse a la maternidad. El Salvador es uno de los 50 países a nivel mundial con mayores tasas de fecundidad en niñas entre 10 y 14 años de edad, alcanzando más de 10 mil embarazos en niñas y adolescentes para el año 2022, según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (2023).
“Al principio tenía miedo, y sigo teniendo miedo de muchas cosas porque en realidad yo aún no sé cómo ser una mamá, pero con el tiempo voy aprendiendo cosas nuevas y diferentes a como era la maternidad de antes”. comenta Jenifer.
Para ella ha sido difícil alejarse de las formas tradicionales de maternidad, pero como una niña que sufrió muchas violencias de parte de su entorno, lo que desea para su hija es una crianza respetuosa que le garantice la seguridad, cuidado y respeto que ella no tuvo; todos los días lleva a su hija a la escuela, la ayuda a hacer las tareas y salen a jugar juntas al parque.
Los primeros años de vida de su hija, Jenifer asumió sola su crianza y manutención, lo cual asegura fue un reto debido al abandono de sus estudios, el no tener un trabajo fijo y además el poco apoyo económico que era posible tener de parte de sus padres, ellos eran los proveedores de sus otras dos hijas (hermanas de Jenifer).
Actualmente Jenifer cuenta con el apoyo económico de su actual pareja y hoy se encuentra cursando primer año de bachillerato con el deseo de concluir sus estudios para poder conseguir un empleo digno.
Programa “Creemos y Crecemos Juntas”, una alternativa al acompañamiento de madres jóvenes.
Jenifer participó en el Programa “Creemos y Crecemos Juntas”, impulsado por la Colectiva Feminista. “El proceso tiene un enfoque psicosocial y de derechos humanos, por lo que no solo se les brinda información, si no también apoyo económico en actividades cotidianas como compra de alimentos e insumos para sus bebés, transporte, becas para estudio, entre otras cosas como el acceso a atención psicológica y jurídica”. Comenta Beatriz Alberto, profesional en psicología que acompaña en el Programa.
Este programa consiste en jornadas mensuales de encuentro de madres jóvenes entre 15 y 25 años, ofreciendo charlas sobre temas relacionados con la maternidad, derechos sexuales y reproductivos, gestión emocional, métodos anticonceptivos, los tipos de violencias, y brindando acompañamiento legal y asesoría jurídica a las adolescentes participantes del proyecto. El programa también ofrece información y espacios formativos a figuras familiares que estén acompañando y apoyando a las adolescentes durante todo el proceso.
“Mi manera de pensar cuando llegué al proyecto era «yo solo tengo que ser una mamá y solo me tengo que dedicar a mi hija». Me sentía insuficiente y muchos comentarios me hacían sentir como una mala madre.” Comenta Jenifer quien ahora ha visto una mejora en su salud mental, la construcción de una auto percepción más amable y aspiraciones positivas para su maternidad.
Desde una opinión psicológica, Beatriz Alberto comparte que las niñas y adolescentes que experimentan un embarazo también pueden desarrollar ansiedad, culpa, decepción hacia ellas mismas, episodios depresivos o depresión crónica, depresión tanto durante el embarazo como posterior al parto, baja autoestima, inestabilidad emocional que afecta su relación con ellas mismas y la interacción con otras personas, aislamiento y una autopercepción negativa que se profundiza con el estigma social y la discriminación de los actores sociales que las rodean durante la etapa del embarazo.
Además, Jenifer considera que los embarazos infantiles y adolescentes también son producto de todas las violencias sistémicas que viven las niñas en países de Centroamérica, en especial en un país donde el gobierno intenta ocultar las violencias que existen.
La violencia hacia las niñas existe en El Salvador desde el momento en el que no se asegura que ellas puedan decidir sobre su cuerpo a causa de la negación a un acceso seguro a la información y una educación en sexualidad.
Medidas estatales para la prevención de los embarazos adolescentes y el acompañamiento a madres jóvenes
Las Organizaciones de Derechos Humanos no deberían ser las únicas alternativas de acompañamiento a embarazos infantiles y adolescentes. De hecho, debería ser el Estado la primera instancia que asegure una prevención eficaz de embarazos jóvenes, así como las condiciones dignas para embarazos en desarrollo.
La primera ruta que deben asegurar los gobiernos para la prevención de embarazos adolescentes es la Educación Integral en Sexualidad, reconociendo el acceso a la información como un pilar importante en la prevención de cualquier problemática, en este caso de los embarazos infantiles y adolescentes.
Sin embargo, Amparo Sigüenza, Especialista en Educación Integral en Sexualidad (EIS) del Programa, considera que cuando ya existe el embarazo y la niña o adolescente está recibiendo educación formal, el Estado debería garantizar las condiciones para que las niñas y adolescentes no abandonen la educación formal y puedan continuar la construcción de sus proyectos de vida. Asimismo, considera que se debe erradicar la discriminación dentro de las aulas, dentro de los centros educativos, dentro de las clínicas y hospitales, asegurar espacios de lactancia segura, ofrecer asesoría jurídica y acompañamiento psicológico frente a situaciones de violencias y asegurar oportunidades de empleo para mujeres en esta situación, promoviendo su independencia económica.
Es importante mencionar que bajo un gobierno que construye una fachada de falsa seguridad y falso progreso bajo la mentira de la modernidad, es urgente continuar exigiendo Educación Integral en Sexualidad para las infancias y adolescencias, pero principalmente las condiciones para que las niñas, adolescentes y personas que viven embarazos tempranos puedan asegurar la continuidad de sus proyectos de vida.“En la vida no solo venimos a ser mamás, si no también merecemos tener una vida. Nosotras también sentimos, no solo somos madres.” Finaliza Jenifer