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Jandrox; estrategias de resiliencia en el exilio

Jandrox

Edición Gabriela Paz
Ilustraciones Tania Ortiz Ascencio

“Solo yo: mi existencia llena de caos.
Desnuda ante la pérdida y los abrazos que sangran.
Solo yo, mis tatuajes y muchas cicatrices.
Solo yo, desnuda ante pieles y versiones que ya no encajan,
ante la ternura que me asusta.
Solo yo, solo yo, ¿solo yo?” 

-Jandrox

***

Jandrox (seudónimo), es una mujer lesbiana, estudiante, activista, feminista nicaragüense, y defensora de derechos LGBTIQ+, para ella, migrar no fue una decisión.

“Me tuve que exiliar porque mi vida corría peligro, me esperaba la cárcel. El 18 de agosto de 2023, junto a mis amigas y mi pareja, hicimos una protesta por el cierre de la Universidad Centroamericana (UCA). Despúes de eso, mi vida cambió radicalmente, no solo por manifestarme en contra del estado, sino también por ser una mujer lesbiana”.

Migración y personas LGBTIQ+

Según la Oficina regional de migración de la ONU, la discriminación y la violencia que se viven por motivos de género y orientación sexual es uno de los principales factores que impulsan la migración de mujeres y personas LGBTIQ+ en América Central y el Caribe. 

En la región, además, prevalecen los contextos políticos convulsos, que normalizan las agresiones por parte de los estados hacia ciudadanes, ciudadanos y ciudadanas en general. La suma de estas causas, generan la movilidad forzada de las personas  LGBTIQ+.
Jandrox, fue una persona que frente al riesgo de su participación política tuvo que migrar, “Después de la protesta se llevaron presas a mis amigas, además, el régimen en un intento por hacer que me entregara, retuvo en la cárcel a mi mamá y mi hermana por más de una semana, interrogaron a mis familiares y amistades cercanas. El 22 de agosto de 2023 salimos del país, nos llevamos solo la ropa que traíamos puesta”.

Exilio

Según el Diccionario de Asilo, de la Comisión de Ayuda al  Refugiado, CEAR, la migración  forzada de una persona,  por razones políticas principalmente,  es conocida como “exilio”. El exilio, no solo es el movimiento migratorio, de un país a otro, es un proceso complejo, que como en el caso de Jandrox, implica un cambio radical que la ha obligado a enfrentar el duelo del desarraigo.

“El proceso ha sido demasiado doloroso, exiliarme es una realidad que me ha sido difícil aceptar. Tuve que dejar todo; la carrera que estaba a punto de terminar, mi familia, amigas, la colectiva que junto a mi mejor amiga habíamos cocreado, mis libros, la tumba de mi gato recién muerto. Definitivamente, mi vida y metas, se pusieron en pausa”.

Como en el caso de Jandrox, en Centroamérica, Costa Rica se ha vuelto un posible destino para quienes huyen de la violencia. Según el  Instituto sobre migración y refugio LGBTIQ+ en Centroamerica (IRCA) , desde 2018, cuando estalló la crisis política en Nicaragua, a la fecha, Costa Rica tramita 250 mil solicitudes de refugio.
Frente al duelo de la migración,  Jandrox habla del autocuidado, como una herramienta para  reconocer y conectar con nuestras emociones, “En estos meses el autoconocimiento ha sido importante, he aprendido sobre mí misma, mis emociones y mis comportamientos. Ahora, trato de vivir cada situación escuchando lo que siento y deseo”.

Hay esperanzas

A pesar del apoyo de muchas instituciones, iniciar a construir una nueva vida en otro país,  desde la precariedad que vivimos las personas LGBTIQ+ no es una tarea fácil, Jandrox conoce muy bien esta experiencia.

“Me vine dejando todo, hasta el plato de gallo pinto diario, llegue a un país donde no conozco nada y tengo muy pocas referencias. En Nicaragua mi familia era de clase media, vivíamos cómodamente, aquí entendí lo que es la precariedad, hoy dependo de mi pareja, el costo de vida en Costa Rica es demasiado alto.”

Jandrox siente, que al inicio, esta nueva realidad afectó diversas áreas de su vida; “Las políticas migratorias, me hacen imposible encontrar un trabajo digno, tengo que lidiar a diario con la xenofobia, el clasismo, y la lesbofobia. Continúo buscando nuevos propósitos para mí, vida y para mi activismo”

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Ante sus mismas palabras, Jandrox asegura, que buscar apoyo nos permite hacerle frente a la incertidumbre, “Yo puse en práctica todo lo que había aprendido en terapia, es importante encontrar ayuda profesional para trabajar nuestras memorias, y se requiere complementarlo con otras experiencias, por ejemplo, en el exilio aprendí la importancia de soltar, y conectar; llorar puede salvarnos la vida, al igual que un abrazo”.

Ella también comenta, lo maravilloso que es encontrar actividades que nos permitan contenernos y hacer catarsis frente a la violencia que vivimos, “El arte es un aliado poderoso que nos permite descargar nuestras emociones, en la escritura, la música y la lectura, he encontrado refugio seguro”.

Sostenernos desde la colectividad

Jandrox ha logrado sobreponerse al exilio, no lo ha hecho sola, caminar al lado de otras personas, le ha sido de gran apoyo, para  tejer nuevamente su red de la vida; “Estoy creando una conexión única con mi pareja, nos ayudamos y estamos para la otra, a pesar de todo”.

Así mismo Jandrox, nos habla de la colectividad, se siente acuerpada por sus amigas; “Muchas personas que conocí en Nicaragua me excluyeron,  en el exilio, colectivización es un tema complejo, hay miedos y desconfianza. Desde marzo he comenzado a recibir invitaciones a reuniones en espacios de activismo, una amiga hizo mi recomendación a algunas organizaciones en Costa Rica”.

A pesar de las dificultades, ella nos cuenta, “Recibí apoyo de IRCA-Casa Abierta, una organización con sede en Costa Rica, que trabaja con migrantes LGBTIQ+, tuve asesoría legal en mi proceso de exilio, acompañamiento psicológico y paquetes de alimentación”.

Jandrox nos recuerda, “No nos aislemos, (…) en el camino he conectado con personas que jamás pensé me ayudarían, la unidad de las personas nicaragüenses en el exilio me ha dado sentido de pertenencia, estoy reconociendo mi identidad”.

Desde este sentido de pertenencia, Jandrox, menciona también la importancia de validar lo que sentimos,“Trabajemos la culpa, es cierto, somos parte esencial del cambio, para reconstruir el país que merecemos y eso es importante, pero también es válido no querer regresar jamás”.

Definitivamente, desenterrar nuestras raíces para movilizarnos, es un proceso que requiere de mucha resiliencia, las personas LGBTIQ+, además cargamos con el prejuicio y el estigma que la sociedad ha colocado sobre nuestras identidades.
Jandrox nos abraza con sus palabras, al decir, “Somos personas valientes, confíen siempre en ustedes, afrontar los retos, la nostalgia, el duelo, no va a ser una tarea sencilla, pero siempre se encuentra a alguien con quien contar”.

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