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“Ya no soy invisible” La justicia laboral a las trabajadoras del hogar en Honduras

“Ya no soy invisible” La justicia laboral a las trabajadoras del hogar en Honduras

Por: Andrea Paz

“Nosotras no podíamos sentarnos a esperar justicia, teníamos que actuar”

Según el Instituto Nacional de Estadística Hondureño, más del 93% de las personas que ejercen el trabajo doméstico son mujeres. 

Eda Luna representante de la Cooperativa de Cuidado, cooperativa creada para abogar por los derechos de las trabajadoras del hogar en Honduras, manifiesta que a pesar de que la cooperativa lleva menos de un año de existencia representa un espíritu de compromiso y resiliencia para este sector que por muchos años fue dejado de lado por el gobierno y organizaciones feministas. 

En Honduras, el trabajo doméstico remunerado es una actividad esencial para la economía y el bienestar de miles de familias. Sin embargo, sigue siendo uno de los sectores más precarizados y desprotegidos. Muchas trabajadoras enfrentan largas jornadas, salarios bajos y la falta de derechos laborales como vacaciones pagadas, seguridad social y protección contra despidos injustificados. Esta situación se agrava por la ausencia de regulaciones inclusivas, como la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que protege los derechos de las trabajadoras domésticas.

Antes del 2015, el trabajo doméstico en Honduras era uno de los sectores más invisibilizados y precarizados.

“Nosotras mismas no exigimos respeto hacia nuestras condiciones de trabajo, porque no teníamos la formación ni la información para hacerlo”, relata una de las fundadoras del movimiento.

Esta falta de reconocimiento permitió que muchas fueran víctimas de abusos y explotación. Historias de despidos injustificados, bajos salarios y maltratos eran comunes, y la pandemia de COVID-19 agravó la situación. Durante este periodo, muchas trabajadoras fueron despedidas sin previo aviso ni compensación, perdiendo de la noche a la mañana su fuente de sustento, ya que la misma ley no protegía sus derechos. 

La pandemia fue un punto de quiebre “¿Cómo es posible que entreguemos toda una vida y cuando ya no le somos útiles al sistema nos desechen como si no valiéramos nada?” se pregunta una trabajadora afectada durante la pandemia.

La crisis sanitaria expuso con cruda claridad la vulnerabilidad de las trabajadoras domésticas. Sin un marco legal que respaldara sus derechos, muchas quedaron en el abandono económico y emocional, incapaces de acceder a créditos, educación para sus hijos o seguridad laboral. Además, las tormentas Eta y Iota (Tormenta tropical que tuvo lugar en el 2021) empeoraron las condiciones de vida, dejando a muchas sin hogar ni sustento.

Frente a esta situación, las trabajadoras decidieron pasar de la queja a la acción. Con el apoyo del Consejo Nacional de la Mujer Cooperativista y organizaciones como la UIF, se creó una cooperativa que no solo busca empleo digno, sino también empoderar a las mujeres trabajadoras domésticas para negociar mejores condiciones laborales.

“Queríamos algo que no sólo fuera para las que están organizadas, sino también para las que no lo están. Esto es para las más de 130 mil mujeres trabajadoras domésticas en Honduras,” explicó una de las lideresas del proyecto.

La cooperativa ha permitido que algunas trabajadoras accedan a contratos formales, seguridad social y condiciones dignas de trabajo. Además, se han implementado experiencias piloto que sirven de modelo para replicar esta iniciativa en otras regiones del país.

COOPCUIDADOS no es solo una cooperativa; es un llamado a la acción para combatir la desigualdad estructural y la explotación que enfrentan las trabajadoras del hogar. A través de este modelo, las trabajadoras se convierten en gestoras de su propia vida labora, participando activamente en la toma de decisiones y construyendo un entorno laboral más justo y seguro.

​​La creación de la cooperativa no sólo transformó las condiciones laborales, sino también la percepción de las trabajadoras sobre sí mismas. “Ya no soy invisible,” comenta una de las beneficiarias. “Ahora sé que tengo derechos y que merezco ser tratada con dignidad.”

La cooperativa también brinda capacitaciones para empoderar a las mujeres en temas como educación financiera, negociación laboral y liderazgo. Esto les ha permitido no solo mejorar sus condiciones de vida, sino también soñar con un futuro mejor para ellas y sus familias.

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La cooperativa trabaja en la obtención de derechos clave:

  • Empleos dignos y formalizados
  • Acceso a contratos laborales justos y condiciones que cumplen con estándares de calidad.
  • Seguridad social: Garantía de acceso a servicios de salud y protección ante eventualidades.
  • Formación profesional: Talleres y capacitaciones para desarrollar habilidades y avanzar en sus carreras.

En Honduras, más mujeres están alzando la voz para transformar las condiciones laborales en el área de trabajo doméstico. La *Red de Trabajadoras Domésticas de Honduras** ha sido fundamental en este proceso, ofreciendo un espacio donde comparten experiencias y estrategias. En eventos como el II Congreso de Empleo de Hogar y Cuidado, estas trabajadoras han discutido soluciones para mejorar su realidad laboral y promover el reconocimiento de sus derechos. Además, organizaciones como *CARE Internacional en Honduras** han destacado la importancia de apoyar a estas mujeres, especialmente durante crisis como la pandemia, que exacerbó las desigualdades existentes.

Eda Luna, una de las miembras fundadoras de COOPCUIDADOS, comparte su testimonio: “Durante años trabajé en condiciones informales, sin seguridad social ni garantías. Hoy, con la cooperativa, siento que tengo voz y que mi trabajo es valorado como debería ser”. 

Al unirse a redes como la Red de Trabajadoras Domésticas de Honduras, las trabajadoras están demostrando que, juntas, pueden construir un movimiento sólido que promueve la justicia laboral y la igualdad de género. 

Aunque la creación de la cooperativa es un avance significativo, aún queda mucho por hacer. Las trabajadoras continúan demandando al gobierno la ratificación del Convenio 189 de la OIT y la creación de una ley que regule el trabajo doméstico remunerado.

“Esto es un paso importante, pero no suficiente. Necesitamos que el gobierno y las instituciones también hagan su parte,” enfatiza una de las lideresas.

La cooperativa de trabajadoras domésticas en Honduras es una muestra de cómo la organización y la acción colectiva pueden transformar la realidad de muchas mujeres,  ¨Qué es lo que nosotras decíamos esto no es  sólo para las que están organizadas sino también para las que no están organizadas o sea para todas en la data que tenemos hasta ahora que son más de 130 mil mujeres trabajadoras domésticas en Honduras queremos que esta modalidad de trabajo sea una práctica y puedan todas digamos acceder a trabajo dignos y en condiciones justa¨ Finaliza Eda Luna. 

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