El diálogo intergeneracional, multicultural y permanente sobre las estrategias para lograr la despenalización del aborto ha permitido que los movimientos feministas de América Latina compartan saberes y experiencias que han contribuido a alcanzar logros de importancia en países de la región.
Si bien ha sido clave el impulso y simbolismo de la marea verde, que nació en Argentina y rápidamente se propagó por toda la región, tejer alianzas y comparar estrategias ha sido fundamental.
Eliana Riaño Vivas, coordinadora del Programa Aborto de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, recuerda que esa organización propició en 2018 un diálogo regional sobre el aborto en el que se analizaron “las diferentes estrategias que hacemos las mujeres en América Latina en aras de compartir experiencias, de aprender y de revisar cuáles han sido las que mejor han funcionado en los países porque cada país cuenta con un contexto distinto”.
Entonces, recuerda Riaño Vivas, “se había empezado a dar batallas en diferentes países para la despenalización a través de distintos medios, unas iban por el Congreso, otras íbamos por la Corte Constitucional. En ese momento se estaba dando todo el proceso en Argentina, creo que eso dio la fuerza a toda la región de poderse tomar las calles, de asumir el símbolo del pañuelo verde”, dice la activista.
En septiembre de 2021 y febrero de 2022 México y Colombia respectivamente consiguieron importantes logros. La Suprema Corte Constitucional de Justicia de México declaró inconstitucional la penalización del aborto, sentando un importante precedente en los derechos y libertades de las mujeres, ya que elimina la posibilidad de cárcel por realizarse un aborto. El caso de Colombia es similar, sin embargo, resulta también paradigmático porque la Corte Constitucional lo despenalizó hasta la semana 24 de gestación, situando a ese país con el modelo de plazos más amplio de todo el continente.
Lo que se logró en Colombia ha sido producto del trabajo colectivo, sostiene Juliana Martínez Londoño, Integrante de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres y exsecretaria de las Mujeres de Medellín.
“Pasamos de tener un modelo de tres causales de riesgo (cuando la continuación del embarazo constituye un riego para la salud y vida de las mujeres; cuando existe una grave malformación del feto que haga inviable su vida fuera del útero; y en casos de violencia sexual), a un modelo que combina plazos con causales”, explica Martínez Londoño.
Hasta la semana 24 las mujeres “podrán solicitar una interrupción del embarazo al sistema de salud por sus razones y a partir de la semana 24, aplicarían las tres causales que teníamos previamente, y eso es lo que nos pone a la vanguardia de la experiencia Latinoamericana”, agrega. La experiencia colombiana ya está siendo estudiada y compartida en otros países.
Créditos de la foto:
Cortesía Causa Justa. Autora de las fotografías Victoria Holguín.
Clave: Articulación
Eliana Riaño Vivas considera que es fundamental la articulación del movimiento en toda la región. “Es completamente necesario que podamos acompañar, así sea con comunicados, con piezas en redes, informar todo lo que está sucediendo en cada uno de los países pero también realizar estos encuentros y diálogos para compartir e intercambiar las experiencias porque sabemos que el movimiento por el aborto es demasiado amplio, hay artistas, abogadas, académicas, médicas, militantes, matronas, acompañantes de abortos, son una amalgama bastante amplia que hace que se compartan experiencias que se puedan replicar en los territorios”, dice Riaño Vivas, quien agrega que la presión política y social que se puede generar desde otros territorios es importante y necesaria.
La articulación regional es tan importante como la local y la nacional. Así lo evidencia la experiencia de Ecuador, que este año sufrió un revés luego que el presidente Guillermo Lasso vetara el proyecto de ley que regula el aborto por violación, aprobado en febrero por la Asamblea Nacional. El proyecto permitía que las mujeres embarazadas tras una violación pudieran abortar hasta la semana 12 de gestación, con una excepción para las mujeres, adolescentes y niñas de las zonas rurales o remotas, para quienes había un plazo de hasta 18 semanas.
Mary Cabrera, del Cabildo por las Mujeres de Cuenca en Ecuador, sostiene que una de las acciones más importantes llevadas a cabo ha sido la generación de evidencias a través de un proceso de investigación y de elaboración de testimonios de vida que ha documentado la realidad del país.
“Es un elemento súper importante porque nos da los insumos, nos permite construir un discurso y ahí estamos llegando a la otra gran línea de acción que ha sido cualificar un lenguaje, un discurso político para avanzar en dos grandes líneas: la despenalización legal y la despenalización social”, dice Cabrera.
En términos de la despenalización legal ha significado la identificación de casos e incidencia política, y en términos de la despenalización social ha significado la construcción de campañas y acciones de comunicación, agrega la activista ecuatoriana.
Fundamental ha sido el proceso de formación de relevos, “de nuevos liderazgos que se han desplegado a lo largo y ancho del país en todos los niveles, que ha permitido fortalecer un movimiento joven, formado, un movimiento medio e histórico con muchísima militancia y compromiso, pero con evidencia”.
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Cortesía Causa Justa. Autora de las fotografías Victoria Holguín.
Avances en la Región
En abril de este año se cumplieron 15 años desde que se despenalizó el aborto en la Ciudad de México, un hito en la región. Desde entonces los movimientos fundamentalistas y antiderechos han intentado frenar estos avances, impulsando las denominadas leyes de protección a la vida desde la concepción.
“En estos últimos tres años es que ha habido otros avances respecto a la despenalización del aborto, por supuesto muy inspiradas por todo lo que ha pasado en Argentina con la marea verde, que ha venido a refrescar no solo a México sino también a todos los demás países”, explica Adriana Patlán, activista feminista de Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia de México.
Tras el fallo de la Corte a favor que no se criminalice a las mujeres que se practican un aborto, Patlán sostiene que el desafío está en vigilar cómo funcionan los servicios, monitorear que están proveyéndose correctamente y que existen los insumos necesarios.
“Si bien es cierto que el movimiento feminista aquí en México lleva muchos años buscando la despenalización del aborto, las compañeras argentinas con la movilización social conocida como marea verde inspiraron mucho a las compañeras en México. En términos de movilización social ha sido paradigmática la marea verde argentina y ha inspirado a muchas de las mexicanas que militamos en esta agenda”, agrega Melissa Ayala García, coordinadora del Área de Litigio de Gire de México.
El aborto es legal en Uruguay, Argentina, Cuba, Guyana, México y Colombia. En los demás países hay causales para realizarse una interrupción del embarazo, excepto en cinco, en donde se criminaliza a una mujer que se practica un aborto en todas las circunstancias. Estos países son Nicaragua, El Salvador, Honduras, República Dominicana y Haití.
El Salvador es un caso particular debido a que mujeres que han sufrido emergencias obstétricas se encuentran encarceladas y condenadas a altas penas de prisión. En las últimas dos décadas alrededor de 180 mujeres han sido condenadas por homicidio agravado y condenadas a penas de hasta 30 años.
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Cortesía Causa Justa. Autora de las fotografías Victoria Holguín.
DENUNCIA INTERNACIONAL
Sara García, integrante de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto de El Salvador, considera que gracias a la lucha feminista y al acompañamiento de organizaciones nacionales, regionales, latinoamericanas y caribeñas se ha logrado visibilizar lo que ocurre en ese país.
Para ejemplificar los resultados de esta articulación y denuncia internacional pone el ejemplo del caso de Manuela, una mujer que fue criminalizada y perseguida por esta justicia patriarcal que impera en El Salvador.
“A finales de noviembre de 2021 se logró un fallo histórico. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó al estado salvadoreño por los tratos crueles y degradantes que enfrentó Manuela, una mujer que fue criminalizada injustamente. Cuando ella llega al sistema de salud habiendo enfrentado una emergencia obstétrica, el sistema la denuncia con base en prejuicios de género y a partir de eso empezó una tortura, fue coaccionada, fue enviada a cárcel y condenada a 30 años. A partir de esta condena se dan cuenta que lo que tenía era un cáncer linfático, la violencia que enfrentó fue tan grande que no pudo tener acceso a la salud. Pasó sus dos últimos años de vida privada de libertad. El Estado le falló”, explica García.
Es fundamental la visibilización de la lucha feminista ciudadana, sostiene García, cuya organización nació en 2009 justamente con el propósito de denunciar la situación que se vive en su país.
Tras el fallo histórico de la CIDH han sido liberados otras mujeres que estaban condenadas a altas penas por emergencias obstétricas.
