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El fútbol como ‘insulina’ contra la violencia machista en Centroamérica

El fútbol como ‘insulina’ contra la violencia machista en Centroamérica

La euforia con la que las jugadoras de El Salvador y Guatemala celebraron los goles en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 evidencia lo que significó para ellas llevarse una medalla de bronce y un cuarto lugar, respectivamente, erigiéndose como las mejores selecciones de Centroamérica. Para que las futbolistas lograsen dichos resultados, el camino no fue sencillo al enfrentar situaciones de violencia, sumado al escaso o nulo apoyo económico por parte de sus Federaciones. No obstante, las atletas llegaron más allá que sus pares masculinos, pese a que ellos gozaron de mejores incentivos, como también sucede en otros deportes.

Astrid Mejía

Revista Miradas Moradas 

Una histórica medalla de bronce y un digno cuarto lugar fue el resultado del esfuerzo colectivo de las selecciones de fútbol femenino de El Salvador y Guatemala en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023, resultados con los que se erigieron como las mejores de Centroamérica, solo superadas por México (medalla de oro) y Venezuela (plata) en una carrera que en el papel dibujaba los 100 metros planos, pero en la práctica se convirtió en 400 con obstáculos al luchar también contra situaciones extracancha.   

Para terminar la carrera satisfactoriamente, las atletas destacan lo que el deporte representa para ellas, algo que han trasladado a sus vidas cotidianas y que va mucho más allá de cruzar primero la meta, gritar un gol u observarse en un marcador abultado en la pizarra; significa “emoción, lucha, persistencia y disciplina”, “generación de oportunidades y crecimiento personal”, “superar todas las dificultades y salir victoriosa” o bien encierra “la vida misma”, al ser un aliado para su salud, como en el caso de Elisa Fuentes, jugadora de la selección de Guatemala que lo arropó como su amigo para sobrellevar la diabetes mellitus tipo 1 que le fue diagnosticada hace 16 años.

En el medallero general también fueron ambos países los que sobresalieron por Centroamérica, luego que Guatemala finalizara en el séptimo lugar con 17 medallas de oro, 27 de plata y 35 de bronce, para un total de 79, de las cuales 28 fueron aportadas por mujeres y nueve en deportes mixtos, destacando el equipo conformado por Tatiana Linares, Polymaría Alvarado y Jazmine Matta, con oro en rifle de aire 10 metros, y la dupla integrada por Lucía Cordero y Mabelyn Enríquez, con otro oro en tenis de mesa; mientras que El Salvador se ubicó noveno, con 8 doradas, 3 plateadas y 17 de bronce, para una sumatoria de 28, con 13 aportes en femenino y dos en deportes compuestos, subiendo a lo más alto del podio la surfista Sindy Portillo en tabla larga y la karateca Gabriela Izaguirre en kumite -50 kilogramos. 

Cinco deportistas de El Salvador y Guatemala que compitieron en los Juegos dieron su testimonio a Miradas Moradas sobre lo que representó para ellas competir a estos niveles, sin obviar una serie de situaciones extradeportivas contra las que lucharon, incluyendo violencia verbal (agresiones verbales que se hacen buscando dañar) y psicológica (toda conducta directa o indirecta, verbal o no verbal, que ocasione daño emocional y disminuya la autoestima de las mujeres), tanto durante su preparación como en plena competencia, sumado a sexualización (medir el valor de las mujeres de acuerdo a las características de sus cuerpos), y el escaso o nulo apoyo económico por parte de las instituciones deportivas, pese a lo cual cuatro de ellas lograron subir al podio.

Elisa Fuentes, lateral derecha de la selección chapina, que se quedó con el cuarto lugar tras caer en la semifinal contra la Selecta, felicitó a sus compañeras de profesión del equipo contrario, por conseguir ese gran logro, pese al episodio vivido en el partido por el tercer lugar disputado el pasado 7 de julio en el estadio Las Delicias, de Santa Tecla.

Según testifican jugadoras, en el medio tiempo del encuentro que marcaba un 1-1 en la pizarra, el entrenador de El Salvador iba muy enojado y al entrar al camerino “se puso a darle trompones a una mesa”, tratando de “mierda” a las seleccionadas porque: “no jugaban”. 

Los gritos fueron escuchados por las futbolistas de Guatemala que estaban al otro lado del camerino improvisado en el estadio, dividido por una pared de tabla yeso. 

“Nosotras íbamos entrando al camerino y ya se escucharon unos gritos terribles: fue una situación traumática. Yo me preguntaba: ¿cómo pueden tratarlas así? El entrenador les decía que son una mierda, que no trabajan […] Nosotras queríamos entrar y decirle: ‘¡Respételas!’, pero no pudimos hacer nada”, relató Elisa Fuentes, solidarizándose con sus colegas.

Para las salvadoreñas, el bronce supo a “oro” dado todo lo que les tocó superar y no lo cambiarían por nada al ser uno de los “mejores logros” de sus carreras deportivas, dado que la Selecta mayor nunca había ganado medalla de ningún color, lo que erizó la piel a las futbolistas, que ahora más que nunca están convencidas de que pueden llegar tan lejos como deseen. 

Cuando estaba pequeña nunca me imaginé llegar hasta aquí. Es la primera medalla que ganamos en selección mayor”, manifiesta una de las jugadoras.  

Para las guatemaltecas, que compitieron bajo la bandera y el himno del Centro Caribe Sports tras la suspensión del Comité Olímpico Guatemalteco, ese cuarto lugar les aporta “aprendizaje, crecimiento y confianza” al medirse contra selecciones que nunca pensaron enfrentar como México y Venezuela, pero reflexionan que “queda mucho por seguir trabajando como países centroamericanos”.

Amenazas y sexualización de sus cuerpos

A meses de los Juegos, una atleta también asegura haber sentido mucho temor por no participar debido a amenazas recibidas desde su propia Federación, cuyo deporte y otros detalles se omitirán, a fin de proteger la identidad de la deportista.

Ella asegura que desde los altos mandos se le advirtió que se atuviera a las “consecuencias”, tras decidir no quedarse callada ante situaciones que no le parecían.

“Me sentí intimidada y ultrajada. Estuve con miedo porque yo alcé mi voz en una ocasión”, sostuvo la deportista días después de adjudicarse la medalla.

Tampoco siente el respaldo del cuerpo técnico. “De mi entrenador también esperaría un poco más y no lo ha hecho. Él cree más en otros atletas que en mí”, considera. “Sentí bloqueo por parte de las cabezas de la Federación y pese a ello logré resultados”, agrega.

Sin embargo, logró revertir esa intimidación transformándola en un motor que le dio fuerzas para demostrarse así misma de lo que es capaz. “Lo llevo mucho al plano de mi vida cotidiana, mi vida profesional, de que si puedo con muchísimas cosas que antes me costaron y me hicieron llorar, puedo con cualquier cosa”, reflexiona.   

Otra de las medallistas en San Salvador 2023 asegura no sentirse cómoda con los dirigentes y entrenadores de su Federación debido a que le piden “vender” su imagen, subiendo a las redes “fotos bonitas” y “sexis”, algo que no les exigen a los atletas masculinos. 

“Me han dicho: ‘vendé tu imagen, toma fotos bonitas y mírate como ellas (otras atletas)’. Nos estigmatizan como deportistas, nos sexualizan. Yo quiero que se me vea por mis resultados como deportista. No por mi cuerpo”, manifiesta. Y por sus resultados fue que logró el reconocimiento, los aplausos y la exposición mediática en julio pasado, sin subir imágenes en bikini, algo que la llena de mucha satisfacción.  

Desigualdad salarial y retiro de becas 

Tanto las futbolistas como las atletas de otras disciplinas deportivas coinciden en sentirse poco respaldadas en el tema económico por parte de las instituciones.

Las jugadoras salvadoreñas recibieron $240 por los nueve días de competencia, pese a ser una selección mayor, mientras que a los chicos de la sub-22 se les entregó un monto equivalente al salario mínimo, es decir, arriba de $300, según confirmaron futbolistas de ambas ramas. En el caso de Guatemala, las jugadoras no recibieron “absolutamente nada”.  Pese a ello, la selección nacional femenina fue la que dio resultados al quedarse con la medalla de bronce, mientras que la masculina se fue con las manos vacías y, en caso de Guatemala, ellas obtuvieron un cuarto lugar y su contraparte masculina no avanzó de fase de grupos.

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“A nosotras no nos ofrecen nada más que la estadía para las que son del interior del país, porque tienen que recibir viáticos para el bus; pero no han recibido nada. Aparte, solo tuvimos 10 días para prepararnos, mientras que los de la sub-23 estuvieron un mes completo en microciclos… Y los mayores que fueron a Copa Oro reciben $1,000 por partido”, detalló la guatemalteca Elisa Fuentes. 

En otras disciplinas, una atleta confesó que su Federación, en vez de arroparla al ganar una medalla importante, le eliminó el incentivo económico de $500 que tenía y a inicios de este año el Comité Olímpico de El Salvador (COES) también le quitó la beca que ascendía a $4,000 anuales.

“Me sentí muy mal. Es bastante injusto. Se supone que tienen que dar oportunidades a los deportistas”, manifiesta.

Otras dos atletas que hablaron con esta revista aseguran que lo único que reciben es un incentivo de $350 del programa “Esfuerzo y Gloria” del Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES), mientras que las apuestas de sus Federaciones en masculino reciben $500, además de ser acreedores de las becas olímpicas del COES, aunque ellos no consiguieron medallas en estos Juegos.

Una cuarta atleta que subió al podio asegura que tampoco cuenta con ningún tipo de beca o estímulo, pero con la medalla en la mano se mantiene positiva de que la situación mejorará.

El deporte como sublimación personal

Pese a las limitantes encontradas, todas exponen que no cambiarían por nada lo que el deporte les ha dado, al impulsarlas a alcanzar “metas y sueños” que tenían desde pequeñas, al demostrarles que “las dificultades son temporales”, al hacerlas “crecer como personas”, al llevarlas a recorrer partes del mundo que jamás imaginaron y a poder decir: “¡Lo logré!”.

A Elisa, el fútbol también le aporta la dosis de insulina diaria que necesita, alejándose cada vez más de las agujas: “Los días que hago ejercicio me reducen el suministro de la insulina y no tengo que estar preocupada de gastar. Por otra parte, me divierte y mejora mi estado de ánimo”, ejemplifica, demostrando que el deporte es una herramienta de sublimación personal muy poderosa.

En la actualidad, INDES cuenta con el Tribunal de Disciplina, Ética y Apelaciones para que las atletas puedan denunciar si han sido víctimas de violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, el cual les brinda atención con base a la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres y la Ley General de los Deportes, pero sigue siendo necesaria la elaboración y puesta en marcha de un protocolo efectivo que les brinde seguridad y confianza, para lo cual el personal a cargo debe estar sensibilizado en estos temas. 

Además, faltan campañas educativas que incentiven a las deportistas a no quedarse calladas y a denunciar, lo cual permitiría una práctica deportiva en ambientes más saludables. Ellas también consideran necesaria la creación de una unidad especializada: “Falta un ente regulador dentro de las instituciones que ayude a evitar este tipo de situaciones porque no es algo que solo se da en una Federación; falta educar y ayudarnos a denunciar”, apuntó una de las atletas. 

Referencias

2023, Atleta Salvadoreña participante de Juegos Centroamericanos, entrevista de Astrid Mejía. Entrevista para Miradas Moradas (julio de 2023).

Fuentes, Elisa, entrevista de Astrid Mejía. Entrevista Miradas Moradas (julio de 2023).

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