Paula Irene del Cid Vargas
La feminista Maya Varinia Alvarado Chávez se apasiona por la memoria histórica de las mujeres. Esta memoria es una respuesta al olvido impulsado por la élite conservadora y grupos militares para manipular la opinión pública y frenar avances democráticos en Guatemala. Maya asistirá al Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC) en El Salvador en noviembre de 2023 como parte de la Asociación Feminista La Cuerda, para compartir perspectivas feministas y propuestas emancipadoras.
¿Quién eres?
Soy hija de Bernardo Alvarado Monzón y de Irma Chávez “Chicoca”, ambos comunistas. Mi mamá fue una de las fundadoras de la Alianza Femenina de Guatemala y mi papá fue Secretario General del Partido Guatemalteco de Trabajo, él fue capturado y desaparecido el 26 de septiembre de 1972 por fuerzas de seguridad del Estado guatemalteco, cuando yo tenía nueve años.
Hoy soy una niña-mujer, libre pensadora, influenciada por mi papá. Fui joven activista en los años 70, estudiantil en educación media, luego exiliada. Regresé con los Acuerdos de Paz, licenciada en Filología. Hice especialidad en Estudios de Género y una Maestría en Psicología Social. Recalco lo de libre pensadora porque ha sido vital para mí, es lo que me ha permitido no dejarme manipular por ningún mandato, imposición ideológica o tener una militancia mecánica y acrítica. Destaco mi libertad de pensamiento, evitando manipulación ideológica, ahora que soy feminista.
La memoria desde la perspectiva de las mujeres fue una inquietud personal que se hizo colectiva al regresar al país
Mi compromiso empezó al querer recuperar la historia de las mujeres y su sufrimiento en la guerra. Estuve fuera del país cuando comenzaron las negociaciones para los Acuerdos de Paz, donde las mujeres estaban marginadas. Al regresar, me uní a organizaciones feministas y trabajé en la visibilización de la violencia sexual en la guerra y el racismo. Parte de mi activismo fue el Tribunal de Conciencia sobre violencia sexual, que resultó en el caso Sepur Zarco, donde se lograron sentencias por estos delitos relacionados con la guerra en 2011 como resultado de la valentía de mujeres indígenas que buscaban justicia, la Alianza Rompiendo el Silencio y la Impunidad, compuesta por el Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP), Mujeres Transformando el Mundo (MTM) y la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), este es el primer caso en el que un tribunal guatemalteco dicta sentencias por delitos de violencia sexual y esclavitud relacionados con la guerra contra subversiva. Sepur Zarco, ubicada en el nororiente de Guatemala, fue testigo de una brutal esclavitud sexual impuesta por el ejército durante los años más críticos del conflicto armado (1982 y 1983). Bajo amenaza de muerte para ellas y sus familias, las mujeres eran forzadas a visitar repetidamente los destacamentos militares, donde eran víctimas de violación y se les obligaba a realizar trabajos forzados para sus agresores y asesinos familiares.
¿Actualmente cómo se expresa tu activismo feminista?
En La Cuerda, a través del Consejo Editorial y como integrante del equipo de Pensamiento Feminista, mi activismo se expresa en la redacción de materiales comunicacionales, columnas de opinión, programas radiales, procesos formativos e investigaciones feministas. Participo en la Asamblea Feminista junto a compañeras de distintos lugares. Juntas creamos una propuesta de sociedad basada en la libertad sexual, la organización de cuidados y afectos, y una economía respetuosa con el medio ambiente.
También participo en un espacio de articulación de comunicadoras y abogadas para desarrollar acciones de sensibilización hacia la sociedad sobre la criminalización que están viviendo mujeres abogadas, fiscales o exfiscales y jueces, que injustamente les han detenido o han salido al exilio. En este espacio se apoya principalmente a abogadas que actualmente están presas como Claudia González Orellana, Virginia Laparra, Amy Girón Rodas y Paola Escobar Quiñones; a quienes están en libertad provisional, Leidy Santizo y Siomara Sosa; y a quienes están en el exilio como la Jueza Ericka Aifán, la ex magistrada Gloria Porras, a la ex fiscal general del Ministerio Público, Claudia Paz y Paz; y a los jueces Miguel Ángel Gálvez y Pablo Xetemul.
Cuando se dan las condiciones, mi activismo feminista se centra en la colaboración en espacios de coordinación y planificación de acciones, como en 2015 cuando participé en movimientos ciudadanos contra la corrupción y colaboré en la creación de colectivos como Otra Guatemala Ya, dedicados a la lucha por la justicia.Busco el reconocimiento de que todas las personas puedan ser plenas y felices, de acuerdo a lo que quieren ser y a lo que desean. Quiero que niñas, jóvenes, mujeres en las diferentes etapas de nuestra vida tengamos acceso a la información y los recursos necesarios para vivir nuestra vida de forma plena, es un sueño que se extiende a todas las personas, independientemente de su sexualidad, con información, recursos, sin amenazas, que ejerzan sus sexualidades sin miedo y en condiciones dignas. Eso significa espacios propios y espacios compartidos familiarmente o con sus comunidades, de forma sana y sin condicionamientos, ni mandatos impuestos.
Soy una mujer de izquierda con raíces comunistas que se acercó al feminismo a través de la búsqueda de igualdad durante los años de los Acuerdos de Paz. Sin embargo, me decepcionó la lentitud de los procesos y la manera en que se cooptó la institucionalidad para fines distintos a los originales. Esto me llevó a comprender la estructura del Estado en el que vivimos y a darme cuenta de que se necesita un diálogo amplio que involucre a diferentes feminismos y propuestas emancipadoras para lograr una transformación real. Actualmente, me identifico con un feminismo antirracista, anticapitalista y antineoliberal.
Como comunicadora en una nación donde se criminaliza la libertad de expresión, enfrento constantes controles estatales, incluyendo amenazas y persecuciones al construir el caso Sepur Zarco tras la paz. En años recientes, la gestión de ONG con financiamiento externo también ha sido agotadora debido a medidas de control estatal. Actualmente, como representante legal de La Cuerda y ex Directora Ejecutiva de UNAMG, asumo una responsabilidad directa ante mecanismos institucionales de control y amenaza, que van desde riesgos legales hasta peligros de violencia.
Para mí ha sido sanador estar en el activismo, a pesar de los reveses que da el contexto. De alguna manera ha significado sentirme acompañada en esos sueños de buscar justicia, al ser activista, encontrarme con otras y con otros, aunque no hemos logrado lo que nos proponemos, lo más importante ha sido estar vinculada, a seguir luchando por la justicia, por la dignidad, porque hay una convicción en el pueblo; tiene que ser posible vivir plenamente.
Para ser consecuente con la propuesta de sociedad me cuido, eso implica hacer ejercicio, y comer sano. Me gusta leer, escuchar música. Disfrutar la vida cuando se puede, bailar con mi hija, tomarnos unos traguitos con mi compañero y ver una película. Cuando viene mi hermano o mi hijo que están lejos, disfruto su presencia. Mantener viva la llama de la amistad, del compañerismo, de bailar cuando podemos. Bailar con las amigas, lo hago desde joven. De forma que esas amenazas no me arrebaten la felicidad de estar viva y rodeada de todas las personas que quiero.
El feminismo antirracista, anticapitalista y antineoliberal de Maya Varinia Alvarado Chávez, así como su accionar para que la experiencia y aportes de las mujeres sean parte constitutiva de la memoria histórica de Guatemala, son claves para la definición de senderos a transitar por un movimiento social que se ha propuesto tener un carácter emancipador.
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Cuando entrevisté a la feminista Maya Varinia Alvarado Chávez, en Guatemala se iniciaba un paro histórico, convocado por autoridades indígenas: “48 cantones de Totonicapán” la Alcaldía Indígena de Sololá y el Parlamento Xinka, a esta convocatoria se sumaron autoridades de todos los pueblos originarios, organizaciones, vendedores de mercados y población urbana y rural, algunos días llegaron a registrarse casi 130 manifestaciones simultáneas.
El pueblo guatemalteco exige la renuncia de funcionarios del Ministerio Público y del Organismo Judicial vinculados al “pacto de corruptos”, una coalición de empresarios y crimen organizado que controla las instituciones estatales en su beneficio. La toma de posesión de los diputados y el binomio presidencial de Movimiento Semilla el 14 de enero podría frenar los mecanismos de enriquecimiento de este pacto. Sin embargo, el Ministerio Público, el Organismo Judicial y la Corte de Constitucionalidad, claramente cooptados, han sobrecargado el proceso electoral en un intento de invalidarlo desde que Semilla quedó en segundo lugar en la primera vuelta electoral del 25 de junio. El pueblo clama por el respeto a su decisión y el inicio de una nueva era democrática en múltiples idiomas mayas, xinka, garífuna y español, con la participación activa de mujeres y feministas en todos los niveles de esta movilización.