Por: Concha Armas
“Centroamérica es para mí, grietas que hay que sanar, memorias que hay que recuperar, desde el fuego de nuestras ancestralidades (…) Centroamérica es fuerza, autogestión, manada es recuperación.” -Numa Dávila, del Fanzine “Desobediencia Centraka”, una producción colectiva de Cuerpxs que trazan.
Nuestra región ha sido narrada desde el dolor y la violencia, pero ¿qué pasa cuando comenzamos a contarnos desde la esperanza? El lenguaje puede convertirse en una herramienta de sanación colectiva, que, en medio de la crisis, se atreve a imaginar futuros posibles, en este reportaje te compartimos estrategias si quieres iniciar a repensar los lenguajes que habitamos.

Vivir en una región atravesada por la crisis
En Centroamérica, los países de la región comparten una historia de dictaduras militares, guerras civiles, represión política y vulneración de derechos, que hasta el día de hoy marcan la vida cotidiana y se traducen en crisis múltiples y entrelazadas. Todo esto crea realidades en las que se coloca a los cuerpos a la orden del poder, cuando esos mismos cuerpos no se alinean con los estándares binarios establecidos.
En este escenario, las narrativas dominantes reproducen el miedo, la desesperanza y el silencio, como una forma de control, estableciendo como normales, vulneraciones evidentes contra derechos fundamentales.
En ese sentido Larissa Villacorta, lesbiana, feminista, fotografa del proyecto “Ser y Transformar: Historias de lucha, orgullo y cambio”, impulsado por Acuerpadas, comparte, “Es importante aprender a resistir a través del orgullo de ser quienes somos, como decía Emma Goldman “Si no puedo bailar, no es mi revolución”. La estrategia del sistema ha sido siempre revictimizarnos y silenciarnos, si todas las personas continuamos pensando en una Centroamérica que no va a florecer vamos a vivir siempre en la desesperanza y no lograremos crear redes de resistencia”.
“Ser y Transformar: Historias de lucha, orgullo y cambio”, es un proyecto de sistematización de historias de personas LGBTIQ+ en El Salvador, centrado en la narración, de estrategias que han construido para enfrentar la violencia y la discriminación, como una forma compasiva de apoyar los tránsitos de otras personas. Larissa nos cuenta que “La inspiración colectiva para este proyecto fue construir una herramienta para hacerle frente a los discursos anti derechos”. De esta forma es como la esperanza se transforma en un acto político radical, un modo de habitar el presente y nombrar futuros posibles para todas/os/es, incluso en medio del dolor.

El lenguaje como elemento de transformación social
Los sistemas de opresión se sostienen en el lenguaje. Cuando se nombra a las personas LGBTIQ+ como “raras”, cuando se repite que las mujeres deben “soportarlo todo”, se está construyendo un mundo en el que esas violencias parecen naturales.
Para hablar de esta realidad, de manera situada, Mon González Suárez, escritore, gestore cultural e integrante de Cuerpxs que trazan, comenta “Es importante nombrarnos y rabiar desde la esperanza, desde el goce, la erótika y el placer, porque nuestrxs cuerpxs continúan viviendo bajo una amenaza constante de muerte, silenciamiento, castigo, vigilancia y odio, queremos hablar (…) para desestigmatizar nuestras identidades.
Cuerpxs que trazan, es un espacio transfeminista Centroamericano que surge en Costa Rica, y en palabras de Mon, “Con el deseo de construir espacios nuestros, porque los procesos de transición corporal, sexual y afectiva (…) son difíciles”.

El poder del cambio narrativo
Todo esto nos lleva a comprender que los lenguajes no son neutros, modelan percepciones, emociones y acciones. Por eso, cuando una narrativa esperanzadora circula en comunidades, puede producir cambios concretos:
- “Rompe el ciclo del miedo: Al ofrecer otras formas de nombrar la realidad, se permite que más personas tengan la posibilidad de imaginar y desear un futuro distinto.
- Incide en políticas públicas: Aunque parezca lejano, el cambio de narrativas impacta en la manera en que los Estados abordan ciertos temas. El reconocimiento legal de los femicidios por ejemplo, ha sido posible gracias a un trabajo sostenido de transformación del lenguaje.
- Genera resiliencia comunitaria: En contextos de crisis, el lenguaje esperanzador permite sostener la vida cotidiana, construir redes de apoyo, inspirar y multiplicar la acción colectiva.” (FrameWorks Institute, 2017)
Desde acciones realizadas por Cuerpxs que trazan, podemos entender que cambiar el lenguaje, que existe frente al estigma de los cuerpos diversos, es cambiar también la forma en que imaginamos la vida. Justo como explican las compañeras de LATFEM, “Si queremos disputar sentidos comunes, hay que poner la oreja en la lengua masiva y popular y usar un lenguaje empático, que tiende puentes”. (LATAFEM, 2024)
Narrar desde la esperanza no significa negar la violencia, Larissa Villacorta lo explica al decir, “Es importante cambiar los lenguajes y narrar desde la esperanza, no porque esto tenga la intención de borrar nuestras opresiones, la esperanza no borra que experimentemos la violencia de un sistema que nos arroja a los márgenes, denunciar es importante (…) pero la esperanza es colectiva, es caminar, plantearnos un futuro donde seamos posibles y donde podamos reconocernos a nosotras/os/es mismas/os/es”.

Mujeres y disidencias: pioneras del cambio narrativo
En Centroamérica, gran parte del trabajo de cambio narrativo lo han impulsado mujeres y personas disidentes sexuales y de género, no es casualidad, somos quienes cargamos las violencias en carne propia y quienes hemos tenido que inventar lenguajes para sobrevivir.
Los movimientos sociales de mujeres y disidencias en la región han sido claves para cuestionar narrativas violentas. Frente a discursos que presentan nuestras experiencias de vida como un “problema”, y que justifican la violencia que nos atraviesa como un castigo por no adecuarnos al canon, ha sido la vida en comunidad lo que nos ha permitido nombrarnos. Para Mon González Suárez, la colectividad y el trabajo de cambio narrativo guardan una relación muy íntima, “Creemos que en la colectividad, desde el arte, porque resguarda una fuerza potencializadora que reconocemos a lo largo de la historia en los movimientos trans y que constituye para las dictaduras una amenaza. Por esto, sostener el intercambio es indispensable para no callar”.

Estrategias para narrar desde la esperanza
Ahora bien, es cierto que el cambio narrativo no es una tarea fácil, aún nos queda mucho por hacer, la censura estatal, la criminalización, la violencia digital y la dificultad de llegar a sectores rurales o personas con discapacidad, son solo algunos de los grandes obstáculos que nos quedan por enfrentar. Sin embargo, el trabajo de espacios colectivos como Cuerpoxs que trazan y la apuesto por proyectos como “Ser y Transformar: Historias de lucha, orgullo y cambio”, impulsado por Acuerpadas, son dos claros ejemplos de lo importante que es repensar colectivamente los lenguajes que usamos.
La colectividad es la respuesta, te presentamos algunos consejos que podrian ser utiles si querés iniciar a experimentar el trabajo de cambio narrativo:
- Honrar la potencia de las voces a nuestro alrededor: esto en palabras de Larissa implica, “reconocer los saberes de otras personas, que son saberes situados, es decir, saberes que provienen de la experiencia”, así mismo para Mom, reconocer estas voces significa recordar que, “Venimos de experiencias personales periféricas (…) entendemos como nuestro punto de encuentro para la creación, nuestro común territorial y Centroamericano”.
- Reconocernos: para Larissa es importante, “reconocernos a nosotras/os/ es mismas/os/es y reconocer también a las personas que acompañan nuestros procesos.
- Crear como una experiencia de cambio narrativo: las propuestas de creación artística van de la mano con el trabajo de cambio narrativo, para Mom en este caminar, es necesario, “Romper las nociones del arte, como ese abstracto que busca la “finalidad” y la “perfección”, Larrisa nos explica qué debemos “escribir, escribir y escribir, para sistematizar nuestras denunciar y hacer catarsis”, porque claro, narrarnos desde la esperanza también nos ayuda a sanar.
- Darse el permiso de imaginar y crear: Mom comenta, “Durante años nos han dicho que “no sabemos: escribir, dibujar, cantar, bailar, hablar, y esto se ha instaurado en una forma de violencia que nos aleja de nuestras potencialidades creativas. Les invitamos a explorar, jugar y compartir sus mundos e imaginaciones.
“Trangredir el sistema es decirle de frente que tenemos la esperanza de que pronto todo va a cambiar. Estamos tejiendo estrategias poderosas para resistir a las opresiones. La esperanza está en la colectividad y en nosotrxs.”
-Larissa Villacorta
